Los protagonistas de 24/7 son varios muchachos que, al principio divididos en dos bandas, pasan su largo tiempo libre entre la calle, la cacería, la droga, la cerveza y las peleas con sus rivales. Alan Darcy (Bob Hoskins) es un hombre del pueblo que intenta liberar a los jóvenes de esa red de vacío y violencia, y los convoca a formar con él un club de boxeo. Tal vez Darcy pasó por lo mismo en su juventud; en todo caso repite que todos necesitan objetivos, un ideal por el cual luchar. Algo parecido ocurría en Golpe a la vida, en la que a través del boxeo se procuraba solucionar además el conflicto irlandés entre católicos y protestantes. La película narra cómo Darcy se esfuerza y logra que sus muchachos acepten una disciplina que, al tiempo que infla sus músculos, les ayuda a modelar su carácter y a formar sus propias individualidades, ganando autoestima. Esta tarea no es fácil. Implica un esfuerzo cotidiano, entrenamiento, contacto con la naturaleza reparadora, victorias y derrotas. Como en las otras películas mencionadas, aquí también se sugiere que la violencia es una característica propia de la condición humana, y que su erradicación de la sociedad es poco menos que imposible. Por eso, aunque el boxeo canaliza la agresividad juvenil, la violencia siempre encuentra una válvula por donde expresarse incontrolada, inexorablemente. A modo de contrapunto, el film presenta momentos intimistas, en los que asoma la ternura de Darcy, con sus intentos por paliar su soledad, o en las reflexiones que anota en su diario.

Como sus antecesoras, esta es una película masculina, en la que los padres son modelos lamentables y las pocas mujeres quedan en un brumoso segundo plano, incapaces de modificar el destino de los hombres. Contada como un largo flashback, con una introducción que anticipa el final y un epílogo aleccionador, 24/7 busca su lugar dentro de la escuela inglesa de los directores del cine social, como Ken Loach o Mike Leigh, y a su manera denuncia también las consecuencias nefastas del thatcherismo.

El film de Shane Meadows obtuvo varios premios en festivales europeos, por diferentes rubros. La fotografía en blanco y negro recuerda al cine clásico inglés y acentúa su textura documental. Económica, sobria, directa, tiene una fuerza comunicativa que no cae en el golpe bajo, para usar esa metáfora boxística. La banda musical es excelente, con una selección de bandas de rock, y el elenco está al mismo nivel, formado por un parejo y talentoso grupo de actores noveles. A la cabeza de ellos se destaca un Hoskins estupendo, en el papel de eterno perdedor idealista, no muy lejano del que interpretara en la recordada Mona Lisa.