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CINEISMORECOMIENDA

AQUEL QUERIDO MES DE AGOSTO
(Aquele querido mes de agosto)

Portugal, 2008



Dirigida por Miguel Gomes, con Sonia Bandeira, Fabio Oliveira, Joaquin Carvalho, Manuel Soares, Andreia Santos.



Cine que habla de cine, que reflexiona inteligentemente sobre sí mismo. Cine que busca la masividad, lo popular en su recurrencia a los géneros, en su apelación a los sentimientos y en la conformación de su banda sonora. Extraña y refrescante mixtura que consigue remover las aguas y derribar el mito de una crítica que confunde profundidad con aburrimiento. Un equipo cinematográfico que filma una película sobre unos integrantes de una banda musical, una historia de amor de dos jóvenes, y los eternos chismes de pueblo chico sobre mujeres infieles y maridos abandonados a cargo de hijos pequeños.

Ensamblada de tal manera que uno no logra distinguir si la secuencia musical es interrumpida, suspendida, cortada por el relato ficcional o es al revés, Aquele querido mes de agosto nos muestra en primera instancia la búsqueda de los actores, el "trabajo" del equipo de filmación, los entredichos entre el productor y el director por un guión que no se respeta y un casting que no se realiza, mientras hilvana entrevistas a los habitantes de Arganil (Portugal) que cuentan historias y muestran lugares que serán resignificados y utilizados en la película que luego veremos crecer ante nuestros ojos (sin evitar los signos que nos advierten a cada paso que es una película: cámaras, micrófonos, operadores, etc.).

Así como el humor se derrocha, la música se vuelve esencial como enlace y descripción de unas situaciones que denotan pura sensibilidad. No hay mirada superior, ironía moderna ni cinismo posmoderno. Ni siquiera apropiación sino una (re)presentación de la cosmovisión de su autor. Ni la forma ni el contenido son marcas de originalidad, sino signo de los tiempos, pero Miguel Gomes consigue entretener y hacer reflexionar con un producto honesto, que vence la propia mostración casi constante del artificio, que fluye sin que pesen sus 147 minutos y encuentra en todo ello su singularidad. Inolvidable la escena del beso en el puente entre Tania y Hélder.

Javier Luzi      


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