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LOS FOCKERS. LA FAMILIA DE MI ESPOSO
(Meet The Fockers)

Estados Unidos, 2004


Dirigida por Jay Roach, con Ben Stiller, Robert de Niro, Dustin Hoffman, Barbra Streisand, Teri Polo, Blythe Danner, Owen Wilson
.



Es bien sabido que Hollywood no abandona jamás un éxito y La familia de mi novia lo fue. Por lo que la secuela era inevitable.

Después de conseguir que Jack Byrnes (Robert de Niro) casi lo acepte como novio de su hija Pam, Greg Focker (Ben Stiller) no puede seguir evitando el encuentro entre sus futuros suegros y sus propios padres. Claro que, ya lo reza el dicho, de tal palo tal astilla, y entonces confirmaremos que Greg debe todo lo que es a sus excéntricos progenitores. Los enredos, ahora, se multiplicarán por tres (si no contamos al perro de los Focker, que se medirá tête à tête con el gato de los Byrnes).

Aunque el comienzo sorprende al protagonista con una serie de afortunadas casualidades que parecen acomodar todo en su favor (y los guiños para los espectadores de la primera hora no dejan de sucederse: la valija, la joven de la línea aérea que dispone las ubicaciones en el avión, la azafata, etc.), no bien ponga un pie en la casa Byrnes todo volverá a su cauce normal para beneplácito de aquellos que disfrutan de los padecimientos ajenos. La presencia del pequeño Jack (un sobrino de Pam), además de incorporar la cuota de monerías que se esperan de los bebés y que tanto agradan al público, anticipa de qué va este film: los hijos, la paternidad, el legado.

Si la anterior podía considerarse una película infantil (todos los gags eran resultado de la torpeza y la inadaptación de Greg al mundo de Jack), ésta parece haber entrado en la etapa adolescente. Las risas son buscadas a través de la alusión, cuando no de la explicitación sexual. Chistes, malentendidos, situaciones que se juegan dentro de esa matriz. Claro que sin llegar a los "extremos" de productos como, por ejemplo, los de los hermanos Farrelly.

La acción se traslada a Miami, hogar de los Focker: Bernie (Dustin Hoffman), un abogado que cambió gustoso las leyes por los quehaceres domésticos, y Roz (Barbra Streisand), una terapista sexual para la tercera edad, quienes viven el flower power en el nuevo siglo. Ambos conforman una pareja despreocupada de aquello que para Jack constituye la quintaesencia de una vida digna (no hay más que ver su casa rodante): la limpieza y el orden. Una pareja, encima, siempre dispuesta a los arrumacos y el sexo libre de pudores y recato. Justamente en las antípodas de sus futuros consuegros. Pero tan “invasores” en la vida de su hijo como éstos.

De este choque de planetas se alimenta el guión para deparar los momentos más divertidos dejando expuesto a Greg, nuevamente, a las humillaciones más vergonzosas. Ya provenientes, indirecta e inintencionadamente, del amor y el orgullo de sus padres, ya de la necesidad de Jack de sacarse a su yerno de encima a cualquier precio.

Stiller muestra lo que vale en la secuencia del monólogo en la que no le queda más opción que decir la verdad. De Niro saca provecho de su pasado de actor serio para volver a componer al rígido y tenso Jack. Hoffman construye con gracia y encanto a su Bernie y logra una desopilante pareja despareja con su consuegro que se roba las risas. Barbra vuelve al ruedo, luego de ocho años de ausencia en la pantalla, y se divierte en grande demostrando que no ha perdido todavía el timing de la comedia (la sesión de masaje es antológica).

En una de las últimas escenas Greg les pide a Jack y a Bernie, que están discutiendo, que dejen de hacerlo porque "esto no se trata de ustedes. Se trata de Pam y de mí". La frase es letra muerta, enunciación vacía o, en el mejor de los casos, ironía pura. Sobre todo en lo que respecta a Pam. Si antes ella era la excusa para introducir a Greg en su familia, ahora el papel de la muchacha queda más desdibujado aun; y los cruces de la pareja reducidos al mínimo, blanqueando así, de alguna manera, las verdaderas relaciones que se quieren contar: Greg y su suegro, Greg y sus padres y éstos entre sí.

Resulta sencillo leer en el cruce de estas dos familias algo así como la constitución del pueblo estadounidense: los Byrnes, WASP, conservadores, miembros del gobierno (CIA); los Fockers, judíos, liberales, opositores a la derecha gubernamental. Y más aun anticipar ese final "fockerizante", una suerte de victoria que, por otra parte, la misma comunidad hollywoodense, hacedora de esta película (De Niro es uno de sus productores, y Streisand no eligió volver con este título por casualidad), brega por conseguir en la vida real.

Javier Luzi      

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