Si gusta de las comedias románticas, si suspira por Reese Witherspoon (Legalmente
rubia) y además adora los clisés del género... esta película es
para usted.
Una joven y talentosa diseñadora de modas está por tocar el cielo con
las manos, ya que su colección será exhibida en Nueva York. La vida le
sonríe por donde se mire. Su novio Andrew Hennings (Patrick Dempsey, el
de la serie televisiva "Once And Again" y Scream 3), una
especie de John Kennedy Jr., distinguido, talentoso y millonario, le
propone matrimonio de manera super romántica, ya que como hijo de Kate
Hennings, la alcaldesa de la Gran Manzana (Candice Bergen), puede
permitirse gustos que al resto de los mortales están vedados.
Todo marcharía sobre ruedas para la novia, Melanie Carmichael, si no
fuera porque su verdadero apellido no es el que utiliza, sino Smooter. La
diseñadora tiene un pasado que trata de ocultar o al menos de no
recordar: nacida en un pequeño pueblito sureño, durante su adolescencia
fue una rebelde a ultranza que hacia poner de punta los cabellos de los
habitantes de Pidgeon Creek, Alabama. Pero eso no es todo. Melaine tiene
varios problemas que resolver: amores pasados, un divorcio no resuelto...
Con la excusa de que regresará a su ciudad de origen para darle la
noticia a sus padres, la joven emprende el viaje, luego de casi 10 años
de ausencia, a su pueblito natal con el exclusivo fin –en principio–
de obtener la separación legal de su ex, y de esa manera poder
acceder a esa nueva vida neoyorquina a años luz, en todos los sentidos,
de Alabama (de allí el título en inglés, reforzado por la canción
principal del film).
Pero en su patria chica, ¡ay!, a Melanie le ocurrirá cada maldita
cosa que uno ya había imaginado. Se dará cuenta de lo mucho que ha
cambiado ella, de quienes son sus auténticos amigos... y terminará
preguntándose de quien está verdaderamente enamorada. No me olvides
sigue a pie juntillas los cánones de este tipo de almibarados guiones, en
los que se adivina desde el comienzo lo que sucederá cuando la palabra
The End se disponga a aparecer en pantalla.
El director Andy Tennant (Por siempre Cenicienta, Ana y el rey)
no vuela alto con su lenguaje cinematográfico, aunque hay que reconocerle
que marca muy bien a sus actores, lo que queda más que demostrado en el
trabajo de Ethan Embry, como un gay amigo íntimo de la futura nuera de la
alcaldesa neoyorquina. Reese Witherspoon, en cambio, brilla mucho menos
que en Amor en colores o Legalmente rubia.
Por último, una reflexión y pregunta: cuando Sigourney Weaver debió
raparse para una de las películas de la saga Alien, los
productores tuvieron que pagarle 2 millones de dólares extra. ¿Cuánto
habrá pedido la cotizada Witherspoon por la secuencia final de esta
película en la que llora desconsoladamente ante la tumba... de su perro?
Enrique Monzón