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LOS ANGELES DE
CHARLIE
(Charlie's Angels)
Estados
Unidos, 2000 |
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Dirigida por Joseph
McGinty Nichol, con Cameron Diaz, Drew Barrymore, Lucy Liu, Bill Murray, Sam Rockwell, Kelly
Lynch.
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Las chicas sólo quieren divertirse. Y se salen con la suya. La evidencia
está en cada escena de Los Angeles de Charlie, incluso cuando las
vidas de las heroínas se encuentran en peligro. La prueba llega después
del final, cuando las vemos en aquellas tomas que no se incluyeron porque
las carcajadas les impidieron seguir con lo suyo. La envidia carcome de a
ratos: son lindas, ricas y como si eso fuera poco, su trabajo es sinónimo
de diversión, al menos en esta película. Los ángeles de Charlie es
un producto netamente comercial. Sin embargo, y contra cualquier prejuicio,
este largometraje que retoma la famosa serie de televisión de los ‘70 se
revela como un relato entretenido.
Su director, Joseph McGuinty Nichol (McG para los amigos), es un
veterano hacedor de videoclips y eso pesa, quizá demasiado. Las imágenes
corren a la par de canciones pop o rock, muchas conocidas hasta el hartazgo
y otras, compuestas especialmente para la película. Pero no es el ritmo
vertiginoso de la combinación entre imágenes y sonido lo que la hace
divertida. Tiene sentido del humor. Los Angeles de Charlie juega con
algunos tópicos "de la mujer moderna". Los nombres de nuestras
chicas (Nath, Dylan, Alex) ya son ambiguos: podrían ser de varones. De la
misma forma, el trabajo de las muchachas es poco menos que impensable
para cuerpos tan frágiles como los de Cameron Díaz, Lucy Liu y Drew
Barrymore. Que hacen un trío dinámico y solidario, sin competencia
interna. Son como hermanas más bien, hijas postizas de Charlie, el
millonario al que adoran aunque sea su jefe. Solteras las tres, a pesar de
las arduas misiones que les encomienda Charlie nunca abandonan la intención
de conseguirse novio. A cualquier precio. Y la moraleja indica que lo
segundo es mucho más difícil que lo primero.
Inicialmente la historia resulta algo estúpida, previsible. Una
empresaria las contrata para que rescaten a su socio, genio de la
programación secuestrado junto a un avanzado programa de informática. Pero
nada es lo que parece, como se verá después.
Los Angeles de Charlie presenta villanos estereotipados como los de
la mayor parte de las teleseries viejas y modernas. Hay un par de escenas
que sobran, dispuestas con el solo propósito de que Bill Murray (Bosley,
intermediario entre el trío y Charlie) luzca sus conocidas dotes
histriónicas. Los efectos especiales son los de Matrix, con la
diferencia de que no embellecen un panorama con pretensiones filosóficas
New Age, sino que parecen parodiarlo. Por todo y pese a todo, vale la pena
ver a estas tres bellas jóvenes en acción.
Eugenia Guevara
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