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CINEISMORECOMIENDA
ANOCHECER DE UN
DIA AGITADO
(A Hard Day's Night)
Gran
Bretaña, 1964 |
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Dirigida por
Richard Lester, con John Lennon, Paul
Mc Cartney, George Harrison, Ringo Starr.
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Esta película es inteligente, divertida, absurda, emocionante. No es un
milagro, son dos: Richard Lester, un director norteamericano que daba sus
primeros pasos en el Reino Unido, y cuatro jóvenes de flequillo,
simpáticos, talentosos y atractivos, desatando furias masivas de
admiración y amor nunca vistas con cada una de sus canciones: Los Beatles.
Ruptura es la primera palabra digna de asociarse con Anochecer de un
día agitado. Ruptura con las convenciones de la comedia y del musical.
Con el concepto de ficción como opuesto al documental, si se toma en cuenta
que gran parte de lo que acontece en la película les sucedía por aquellos
años a John, Paul, George y Ringo.
Filmada en blanco y negro en 1964, resulta excitante y admirable. Más de
30 años después, la película de Lester con sus aceleraciones, zooms,
primerísimos planos y angulaciones insólitas nos transmite el vértigo de
la fama que acechaba a Los Beatles de una manera absolutamente moderna. Que
incluye continuos gags, chistes y juegos de palabras. Y las canciones,
claro.
Esta es la historia de dos días y una noche en la vida de los famosos
Beatles. Las persecuciones musicalizadas (al estilo de las comedias mudas)
aparecen desde los primeros minutos, cuando John, George y Ringo corren
hacia la estación de tren donde los espera Paul con su "abuelo".
Y qué mejor chiste para empezar que el abuelo Mc Cartney (Wilfred
Brambell). Un anciano malvado, jugador, mujeriego y alborotador que
mantendrá en cada minuto de la película su horrible cara y su temeraria
seriedad. Pase lo que pase. Y después, las corridas de los cinco para
escapar de los fanáticos, las conferencias de prensa, la contestación de
las misivas de admiradores y la actuación en televisión (con
participación del abuelo y todo).
El humor de Anochecer... está, primero, en la contraposición de
edades y actitudes del abuelo y los Beatles. Segundo, en la burla (hacia
ellos mismos, en especial de Ringo) y el chiste fácil, casi infantil,
presente en cada línea de diálogo (ejecutados con mucha gracia, a pesar de
que los cuatro de Liverpool no eran actores). Tercero, en el nonsense
y el absurdo a lo Lewis Carroll que rigen la mayoría de las escenas: los
Beatles haciendo morisquetas desde fuera del tren en movimiento a su
antipático compañero de camarote o George Harrison confundido con un
aspirante a actor en la televisión. Un
cuarto recurso humorístico es la repetición: el manager de los Beatles
obsesionado con echarle la culpa de todo a John, el abuelo de Paul que
provoca que todos comenten que es "limpio"o las corridas de los
chicos seguidos por la policía mientras un ladrón intenta robar un auto.
Lester dijo en alguna oportunidad que Paul era el más histriónico de
los cuatro. Es posible, pero la gracia entre indiferente y risueña de
Harrison, los movimientos hiperkinéticos de Lennon y las caras de
sufrimiento de Ringo no tienen desperdicio.
Eugenia Guevara
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