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ANTES QUE ANOCHEZCA
(Before Night Falls)

Estados Unidos, 2000


Dirigida por Julian Schnabel, con Javier Bardem, Olivier Martínez, Andrea Di Stefano, Johnny Depp, Sean Penn, Héctor Babenco.



Hay una tara que las películas ambientadas en los denominados países comunistas difícilmente consiguen esquivar: el maniqueísmo. Si se trata de producciones de aquellos mismos países (en especial pretéritas, ya que es sabido que quedan pocos de esos países), todo suele estar bien, no sólo con las revoluciones esos momentos puros, fundacionales sino con los procesos que derivaron de aquellas y que, como también se sabe, casi siempre corrompieron sus premisas hasta extremos inauditos. Si se trata de producciones yanquis, en cambio, a todo se lo ve podrido, sin medias tintas, nulo de toda nulidad.

Antes que anochezca es un film yanqui ambientado en Cuba, que arranca unos pocos años antes de la revolución castrista y abarca unas tres décadas en la vida sociopolítica de la isla. En este sentido, lo primero que hay que apuntar es que la película de Julian Schnabel se aparta de la perfidia anticomunista que hubiera cabido pronosticar. Lo segundo es que no lo hace del todo. Y no es que sea pérfida, o anticomunista, sino que cae en muchas de las rutinas formales de las que sí lo son. Esto le quita relevancia y poder de convicción, lo que no es poca cosa tratándose de una "biopic de denuncia".

Biopic porque retrata la vida de Reinaldo Arenas, uno entre tantos escritores cubanos que simpatizaron inicialmente con la Revolución, pero que luego cayeron en desgracia por dos razones fundamentales. En este orden: ser gays, y no adscribir al decálogo de verdades inconmovibles (¡e infantiloides!) en que se fue convirtiendo la vida política cubana bajo el régimen castrista. Allí se concentran las denuncias. En lo que respecta a la homofobia del sistema, Antes que anochezca no deja de ser un documento revelador. Mucho de lo que aquí se cuenta se conocía (la famosa Fresa y chocolate había tocado a su modo la cuestión), pero generalmente a medias. Junto al antisemitismo de Stalin, la homofobia castrista (que castigó con cacheos, censura, allanamientos, guetos y hasta largas temporadas en prisión) integra una larga lista de aberraciones de esa negación del socialismo a la que el capitalismo que es cualquier cosa menos lerdo, y mucho menos ingenuo ha dado en denominar "socialismo real".

Lo que le quita convicción a la denuncia, y al film todo, es una suma de rasgos a los que podríamos agrupar bajo el signo de la liviandad, o la superficialidad. Que los cubanos de esta ficción hablen casi siempre en inglés no molesta tanto, porque desde Javier Bardem (Arenas) hasta el último de los actores de soporte (varios de ellos muy célebres: Johnny Depp, Sean Penn, el realizador Héctor Babenco) todos redondean razonables interpretaciones. Igualmente me pregunto si no hubiera valido la pena gastar un poco más y rodar una versión enteramente dialogada en español. Menos digerible es el hecho de que en la Cuba de Antes que anochezca hay muchos, pero muchos más blancos que en la Cuba real.

También hay problemas con el tema. Con las verdades que la obra como tal, de cabo a rabo, debería encargarse de transmitir y reflejar. Estamos hablando de la libertad de expresión, del respeto por las diferencias sexuales, intelectuales, del amor bien entendido por el arte. Ahora bien: esto no surge tanto del todo como de tales o cuales partes. Hablo básicamente de líneas de diálogo, la mayor parte de ellas desafortunadas; hablo de lugares comunes. Desde que "la belleza es incompatible con cualquier dictadura" (¿habrá leído el dialoguista aquello que escribía Lenin sobre la Dictadura del Proletariado?) hasta que " el comunismo se diferencia del capitalismo porque, en el primero, cuando te pegan una patada en el culo debes aplaudir, mientras que en el segundo puedes gritar" (¡cómo se nota que esta gente no vivió la Argentina de los '70, entre tantos otros países!).

Volviendo a las rutinas formales, estas convierten a la exhibición de las etapas de Arenas (infancia, juventud, madurez artística) y la Revolución (apertura inicial, reacciones subsiguientes) en algo demasiado parecido al vuelo de un pájaro. La estancia del protagonista en la prisión de El Morro, adonde escribe clandestinamente algunas de sus mejores páginas, es un poco la excepción a la regla. Tiene otros tiempos, otros climas, otra respiración. Es el esbozo de otro cine, mucho mejor que el anterior.

Guillermo Ravaschino     


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