Aulas peligrosas vuelve sobre los usurpadores de cuerpos, esa especie
alienígena que se mete sin aviso en los cuerpos de los terráqueos, los
"vacía" y los convierte en zombies con el fin de conquistar la Tierra. El
cuento no es nuevo. Asomó al cine con mucha fuerza en el '56 (Invasion Of The Body Snatchers,
de Don Siegel) y tuvo un par de remakes recientes. Pero el cuento que cuenta Robert Rodríguez
no es exactamente el mismo. Para empezar, y seguramente para capturar a todos
los espectadores adolescentes que le fuera posible, situó la anécdota en el ambiente de
un colegio secundario. Para seguir, le insufló oportunos toques humorísticos: hay aquí
más y mejores chistes que en todas las versiones previas. Y se hizo plenamente cargo, a
menudo con bastante gracia, de cada una de las referencias fílmicas invocadas por la
narración. La destreza fílmica de Rodríguez y la buena pluma ahora sí de
Kevin Williamson, el guionista de la saga Scream, no harán una obra memorable.
Pero redondean un relato fresco, chispeante, decididamente más inteligente que aquellos a
los que Hollywood nos tiene acostumbrados.
La Herrington es cualquier cosa menos
una High School ejemplar. Su pobreza de recursos, virtualmente latinoamericana,
sólo alcanza para financiar al equipo de football, prioridad número uno de la
institución. Y todo empieza cuando el entrenador (Robert Patrick, el cyborg
T-1000 de Terminator 2) es sorprendido por extraños visitantes. A ellos todavía
no se los ve (salvo en el gesto atónito del visitado), pero enseguida se verán
sus estragos. Consciente de que la mostración de un alien suele conspirar contra su
efecto temerario, Aulas peligrosas demora todo lo posible su exhibición en
pantalla. Cuando los muestre al fin, más de un monstruo perderá vigor. Pero en el
ínterin el film habrá logrado entretener y generar tensión con medios casi siempre
nobles.
Rodríguez (El mariachi)
conoce de memoria todos los mitos, códigos y arquetipos del terror y la ciencia ficción made
in USA (en este sentido, es más y mejor cinéfilo que el propio Tarantino). Y los
emplea, claro está, pero muy libremente. La muchachita dark (cruelmente
discriminada por "lesbiana"), la morocha despampanante (Famke Janssen, vista en Celebrity
de Allen), el estudioso tímido (Elijah Wood), el deportista eximio y el carilindo han
presidido cientos de tramas de High School... no así de Body Snatchers.
Invasores del espacio han venido muchos... pero pocos dejaron marcas truculentas como las
que se ven aquí. Y son escasas, muy escasas las películas que se atrevieron a conjugar
el humor con esos rasgos del horror explícito. El elenco está muy bien, parejo. Nadie
desentona ni se eleva sobre el resto. Y Rodriguez se confirma entre los pocos cineastas
contemporáneos capaces de lograr ritmos febriles sin necesidad de recurrir al videoclip.
Con respecto a los guiños y las citas,
Aulas peligrosas también marca una saludable diferencia. Y no es que esquive las
referencias a otros films, sino que las pone alegre, funcionalmente sobre la
mesa. Puede verse a los protagonistas buscar inspiración estratégica en lo que hacía
tal o cual personaje de Hombres de negro. O descifrar la etología de los
monstruos en base a los recuerdos de Body Snatchers. O recordar, algo
burlonamente, cierta secuencia de E.T. Más allá de la escritura de los
diálogos (que no siempre es sustancial): ¿no es esto lo que Ud. haría si se topase un
día con un extraterrestre?
Guillermo Ravaschino
|