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    que no disfruta de un éxito mayor desde hace un rato, John McTiernan es un 
    director al que hay que tener muy en cuenta. Con films de gran producción e 
    impecable realización como Duro de matar, Duro de matar 3, 
    Depredador o La caza al Octubre Rojo, y películas muy 
    interesantes como 13 Guerreros o Rollerball, McTiernan 
    ha construido una carrera sólida, afirmándose como uno de los pocos autores 
    insertos en la industria hollywoodense, con un estilo propio y reconocible.
 
    Básico y 
    letal confirma sus 
    virtudes pero también la situación incómoda en la que se encuentra hoy: sin 
    poder imprimir su estilo a los diálogos y la trama, sólo limitándose a 
    aplicar su oficio de realizador. Mezcla de thriller militar con el drama 
    oriental Rashomon dirigido por Akira Kurosawa (en que se relata un 
    mismo acontecimiento desde diferentes puntos de vista), la trama narra la 
    historia de un suboficial (Samuel L. Jackson) que se comporta en forma 
    despreciable con sus subordinados, con los que emprende una misión de 
    entrenamiento en el Canal de Panamá, utilizando balas de verdad cuando 
    deberían haber sido de fogueo, y en la que desaparecen misteriosamente 
    muchos hombres en el medio de la selva. Solo reaparecen tres soldados, uno 
    de ellos muerto. A partir de ahí, se decide convocar a un ex marine (John 
    Travolta) con excelente reputación en interrogatorios para que, con la ayuda 
    de otra uniformada (Connie Nielsen), resuelvan el entuerto. Pronto se 
    empiezan a ventilar secretos que incluyen el narcotráfico, la política 
    militar y la homosexualidad entre militares en el particular contexto del 
    canal que comunica a los océanos Atlántico y Pacífico. 
    A pesar de que el guión se 
    enreda en excesivas vueltas de tuerca (algunas de las cuales despiden un 
    tufillo racista), la puesta en escena de McTiernan aporta climas inestables, 
    claustrofóbicos, muy a tono con los escenarios en que transcurre el asunto. 
    Asimismo, Travolta, Jackson y Nielsen están al servicio de la historia, 
    lucen concentrados en sus personajes y fomentan la empatía del espectador. 
    Por su parte, el director se permite alguna que otra ironía fina acerca de 
    la institución militar y su manera de resolver sus “asuntos internos”. De 
    este modo, Básico y letal se constituye en un particular, 
    contradictorio (por momentos divertido) alegato patriótico. Queda la 
    sensación de que podría haber sido mejor, mucho mejor, de haber contado con 
    un guión más sólido. 
    Rodrigo Seijas      
    
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