Vuelven los policiales clásicos...
    de esos que veíamos en "Sábados de superacción": Un grupo de
    jóvenes criminales encabezado por una belleza infartante y un dúo de
    viejos policías cruzan sus destinos de manera inesperada. Un par de escenas
    de erotismo hacen el resto.
    Los jóvenes criminales están cansados de
    extorsionar a empresarios gordos que traicionan a sus esposas, y deciden
    pasar al más redituable negocio del secuestro. Su blanco es el millonario
    de las computadoras Ben Dyson (Greg Wise). Y todo sale razonablemente
    bien... hasta que una mujer que bajó por la escalera en vez de tomar el
    ascensor los pesca con las manos en la masa. La hermosa capitana de la
    banda, Coco Chávez (Carla Gugino, a quien tal vez recuerden como la testigo
    de Ojos de serpiente), no lo duda: dispara su arma nunca antes
    usada contra la mujer. Ya no quedan testigos.
    Esa mujer era nada menos que la esposa
    del influyente Senador Rupert Hornbeck (el célebre Hal Holbrook).
    Así que ahora nuestros jóvenes tienen a toda la policía
    estadounidense persiguiéndolos. Dos detectives con muchos años de
    profesión han sido puestos a resolver el asunto: Sandie Hawkins (Emma
    Thompson) y David Friedman (Alan Rickman, malo en Duro de matar y Robin
    Hood, el príncipe de los ladrones).
    Contar más sería atacar a un género ya bastante
    golpeado: El beso de Judas quiere parecerse a los policiales
    clásicos tanto como aquellos títulos que años atrás veíamos en las tardes de la televisión sabatina.
    Sebastián Gutiérrez, director latino y debutante, buscó homenajear (o
    quizá meramente conformar) al Hollywood que por fin le
    hizo un lugarcito. ¿Resultado? Un film que de a ratos se ríe de las
    convenciones, por momentos se agarra de ellas para mantenerse a flote, y en
    muchas escenas naufraga sin remedio. El espectador medio agradecerá
    esta hora y media de "inofensiva diversión" con su pareja,
    mientras su auto descansa en el subsuelo del mall y un combo tibio lo
    espera en el patio de comidas.