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CINEISMORECOMIENDA
BUMMER
SUMMER
Estados Unidos, 2010 |
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Dirigida y protagonizada por Zach Weintraub, con Mackinley Robinson, Maya
Wood, Alex Rivera, Aaron Buechel.
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Pocas veces uno puede rescatar
de una película independiente estadounidense sobre jóvenes contrariados algo
más que la “naturalidad de las interpretaciones” o “la inmediatez”.
Bummer Summer es una de esas raras ocasiones. Filmada enteramente con
una cámara de fotos y en blanco y negro, “cuenta” un
verano en la vida de Isaac, el último antes de la obligada mudanza por
ingresar a la universidad. Su hermano mayor Ben vuelve a su casa para pasar
las vacaciones y allí se encuentra con su ex-novia Lila, a quién dejó cuando
se fue a la universidad. Isaac sigue los pasos de su hermano, y termina la
relación con su propia novia para irse con Ben y Lila en un viaje en auto en busca de
un laberinto que encontraron en una antigua guía de carreteras. Tal vez lo
que diferencia a Bummer Summer de sus pares “Mumblecore” de la costa
Este
–más allá de su contención dramática– sea su estatismo reflexivo (salvo
el último, un travelling lateral por un autocine, todos los planos son
fijos), que termina privilegiando la composición pictórica sobre la
sensación de espontaneidad de la cámara en mano. Eso no quiere decir que
Bummer Summer no sea espontánea: todas las situaciones y los diálogos
(doblados, ya que la calidad de captura de sonido de la cámara era muy mala)
son improvisados en locación.
Aunque el
viaje en blanco y negro pixelado recuerda al granulado de Extraños en el
paraíso de Jim Jarmusch, la referencia (al menos visual) parece ser algo
aun más prestigioso: los paisajes brumosos de Béla Tarr, pero, eso sí, sin
la virtuosa movilidad y los largos planos del húngaro. Hay en particular una
cadena de planos realizados en una playa desierta que aprovechan la
profundidad focal de la cámara de fotos para generar composiciones de una
belleza apabullante y trascendental. Lo más curioso es que la película no se
reconoce en esa expresividad pictórica, y prefiere continuar espiando los
pormenores del triángulo amoroso improvisado entre los hermanos y la
ex-novia del mayor, apostando por un tono leve que contrasta positivamente
con su atractivo visual. Y aun si Bummer Summer no se siente
original, se ve y se percibe única, algo que podemos decir de muy pocas
películas.
Hernán Ballotta
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