En los últimos años, y tras apreciar sus bellezas edilicias, el cine de la
gran industria ha decidido que Chicago es una estrella digna de ser filmada
como tal. Otrora símbolo del hampa, hoy suele ser el recipiente de comedias
románticas condimentadas con la presencia de diferentes etnias. Irlandeses
e italianos, que en otras oportunidades fueron mafiosos, en Dos vidas
contigo muestran otra cara: la del clan familiar, el culto a la amistad,
la religión católica. Esta es una comedia romántica que parece inspirada
(y algo más) en ciertas famosas comedias del Hollywood de los '50, cuya
ideología anclaba en hondas tradiciones puritanas.
Al principio vemos a un matrimonio perfecto: Bob y Liz son hermosos,
rubios, esbeltos, profesionales, están unidos por el respeto mutuo y el
compañerismo... pero ella no es la primera actriz de esta película. Cuando
se nos muestra en paralelo a la que sí lo es (Minnie Driver, en la piel de
Grace), la vemos sufriendo en un hospital a la espera de un trasplante de
corazón que no llega.
Elipsis. Después de un año de
dolorosa viudez, Bob (David Duchovny) se ha vuelto bastante
insociable, pero a instancias de un amigo accede a abrirse a otras mujeres
que le hagan olvidar a Liz. Grace trabaja de mesera en el restaurante
ítalo-irlandés de su abuelo, y el flechazo mutuo es instantáneo.
Lo perfecto ahora es el noviazgo. Y tan perfecto es, que carece de un
"conflicto" que no sea ese corazón enamorado de Grace, que antes
latía en otro cuerpo. El problema es que sólo el espectador conoce este
dato. La nueva pareja vive su romance a la vieja usanza, con una inocencia e
ingenuidad típicas del cine de los '50, aunque bastante increíbles para
nuestros días.
Mientras la banda de sonido (con Dean Martin, Frank Sinatra y otros
similares) grita la nostalgia, el guión juega con la vieja metáfora de que
en el corazón reside el sentimiento, aunque no dice nada nuevo a partir de
ello. Entre la simpática Driver (Tiro al blanco, Un esposo ideal) y
Duchovny (que salió de los Archivos X a
probar otro género, y deberá seguir probando) se produce cierta química al principio, pero el lavado desarrollo
de la historia hace que el gancho se desvanezca poco a poco.
Otras historias hacen marco a la principal, al tiempo que pintan a otros
personajes: el grupo de viejos en el restorán, entre los que se destaca el
cocinero italiano (Robert Loggia no es mafioso esta vez). Ellos se dedican a
jugar a las cartas, (sobre)proteger a los novios y evocar a los cantantes de
la época que evoca el film. Grace nunca pierde su gracia, y está apoyada
siempre por su amiga Megan y su esposo Joe (James Belushi).
Esta película marca el debut de Bonnie Hunt como directora-guionista, y
justo es apuntar que también se reservó el rol de Megan. Ella y su marido
forman una familia encantadora y corriente: esos son los rasgos de todos
los personajes. No así los del film, que no termina de ser ninguna de
las dos cosas.
Josefina Sartora
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