"El que ríe
último, ríe mejor", parece querer decirnos la factoría Disney con
Encantada, la película que toma en solfa a los grandes clásicos de la
casa del tío Walt. Después de que películas como Shrek parodiaran hasta el
cansancio todos los tópicos de los cuentos de hadas, Disney decidió ir por
el mismo camino. Los resultados son desparejos.
Giselle
es una princesa de esas de dibujos animados que vive encerrada en un
castillo, esperando que un príncipe la libere, le dé el beso del verdadero
amor, se case con ella y vivan así felices para siempre (¿recuerdan la
historia que Shrek lee en el baño en la parte uno?), cosa que sucede en los
primeros minutos de película, y lo que suele ser el final de un cuento de
hadas resulta ser el comienzo de una serie de aventuras vividas por la
princesa y su príncipe en el mundo real. La malvada bruja Narissa envía a
esta pobre niña a Manhattan, donde su dulzura e ingenuidad chocarán con la
vida cotidiana de la gente apurada y poco amable de la New York actual.
Acá
están todos los personajes y situaciones de las historias con las que Disney
nos deleitó (ó nos empalagó) desde sus primeras películas. La bruja
desalmada, el tonto y malo ayudante de ésta, las canciones surgidas
"mágicamente" de la nada y por casi cualquier situación, la princesa que se
comunica con el animal que desee, etc. La graciosa moza no entiende nada y
trata de vivir como si estuviese dentro de un dibujo animado. Su príncipe no
aparece, pero sí lo hace Robert, un abogado separado que vive con su pequeña
hija. Ambos están hechos el uno para el otro, pero por supuesto que no lo
sabrán hasta el final de la película.
Hay
situaciones graciosas y otras que pretenden serlo. Momentos increíbles como
la escena cantada que termina en el Central Park y situaciones donde el rizo
se riza a sí mismo hasta el patetismo y la obviedad más obvia (la secuencia
final de la transformación de la bruja).
Amy
Adams y Patrick Dempsey, la pareja protagónica, no tiene demasiada química,
aunque con el encanto y la gracia de ella es más que suficiente.
Encantada es una película de esas que entretienen y hacen disfrutar
mucho en el momento, lo cual no está mal, pero es una lástima que Disney
decidiera no jugarse más y que el tono de la película quede a mitad de
camino entre la broma irreverente y la cita respetuosa.
Sergio Zadunaisky
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