HOMEPAGE
ESTRENOS
VIDEOS
ARCHIVO
MOVIOLA
FORO
CARTELERA
PRENSA
ACERCA...
LINKS















EVOLUCION
(Evolution)

Estados Unidos, 2001


Dirigida por Ivan Reitman, con David Duchovny, Julianne Moore, Orlando Jones, Seann William Scott, Ted Levine.



Siempre he distinguido dos diferentes tipos de chiste: el humor sin gracia y sin sentido, que para mi gusto (¿supersocializado?) resulta no sólo cruel sino indigno, ya que está dirigido a partes menos nobles del ser humano que el cerebro; y por otro lado, el chiste dirigido a las personas. Con las personas es fácil resumir esto en la diferencia entre reírse con alguien y reírse de alguien. Con Evolution, la última película del director checo Ivan Reitman, habitual cómico sin gracia, me he encontrado ante la sensación de que si este film pretende provocar la sonrisa o la carcajada del público lo hace por una vía atípica. Me parece que la película busca que el público se ría de ella.

Semejante falta de autoestima en el quehacer del director, guionista, productor, actores y demás integrantes de una inversión económica en forma de "película" se me presenta como un paso más hacia abajo en el descenso a los infiernos en que se convierten las multisalas cada vez que se proyecta alguno de esos éxitos de taquilla con los que sedar el cerebro. Queda la duda (hasta el final del metraje, cuando se destapa una solución que no les adelanto) de si resulta lícito, si esto sigue siendo cine o una campaña publicitaria, o un plan de marketing aplicado a una película. O una metáfora de algo que se me escapa.

El argumento de Evolution es absolutamente disparatado (lo que, en principio, no tiene nada de peyorativo). Cae un meteorito en Arizona (¿dónde iba a caer? ¿En Birmania?) que se destapa como una forma de vida que evoluciona a un ritmo vertiginoso a causa de las particulares circunstancias atmosféricas de la Tierra. El cúmulo de inverosimilitudes (la película es un altar dedicado a ellas) comienza cuando el meteorito, que forma un gran cráter en el desierto, es descubierto por alguien que no sólo no sabemos quién es, sino que informa a Harry Block (Orlando Jones), el ayudante de un profesor de biología (David Duchovny), que se inscribió en una sociedad geológica por Internet sin saber distinguir una piedra de un bote.

Por diversas circunstancias, a cada cual más estúpida e inverosímil, al lugar acaba llegando el ejército y monta un campamento tremendo bajo las ordenes de un incompetente general que adopta el papel de malo porque no está en el bando de Duchovny. Que es el bueno, claro. La chica de la película, para que no falte la dosis necesaria de romance descuidado al estilo superproducción, está encarnada por Julianne Moore, gran actriz que da con sus huesos en el suelo una vez tras otra en lo que parece una alegoría de lo que representa esta película para su carrera. No puedo hablar de personajes, sino de caricatos, todos excesivos y descontrolados en su ejecución de un guión destartalado en el que todas las acciones resultan (uno ya no sabe si deliberadamente) forzadas por la condición de película de alto presupuesto, víctima de los técnicos de efectos especiales.

Hay que hablar del guión por lo que de "impeorable" tiene desde un punto de vista clásico y porque es de aquí de donde parte mi teoría acerca de que lo que pretende Evolution es que la audiencia se ría de ella. Este debe ser uno de los pocos casos en los que un guión se jacta de sus incongruencias. Pondré un ejemplo.

En un principio, la doctora Allison Reed (Moore) se alinea del lado de los que le pagan, esto es, el ejército. Pero como en el ejército está el general malo, y ella se ha enamorado del protagonista (razón: lo ha visto y oído decir –de la manera más grosera que se les ocurrió– que lo que necesita es una buena sesión de cama), en lugar de buscar un motivo para explicar el cambio de bando, tras asistir a una discusión entre los malos y los buenos en la que estos últimos son expulsados del campamento militar en torno del cráter donde se encuentra el meteorito evolucionando, siente simpatía por los buenos. Ya está. No hay más razón. Y se lleva, de paso, una maleta llena de pruebas robadas al ejército que pasaba por allí.

Evolution es una película a evitar rigurosamente en la que Phil Tippett (el responsable de efectos visuales) es el único que ha tenido libertad absoluta para incluir lo que quisiera en el producto. La apertura que ofrece la teoría de la evolución de Darwin le permite incorporar todo tipo de marcianitos, pseudo-insectos, homínidos, dinosaurios voladores y crustáceos imposibles en lo que es la culminación de este tótem al desprecio al guión cinematográfico que es Evolution.

Rubén Corral     


Enviá tu crítica al Foro