The Cooler
es el título original de Golpe de suerte, film dirigido por Wayne
Kramer. Cooler es el tipo que “enfría” la suerte de los demás jugadores en
el casino, el que pone en el freezer al que está “on fire”, “caliente”, con
la mejor de las suertes.
Bernie
Lootz es un cooler. El se encarga de esparcir la mala suerte por todo el
casino en el que trabaja. Así se gana la vida, destruyéndosela a los demás.
Perdedor nato, agradecido a su jefe Shelly por romperle la rótula y alejarlo
de la tentación de apostar, con un hijo que lo desprecia y usa como papel
higiénico descartable, Bernie es verdaderamente un tipo destinado a pasar
desapercibido e ignorado por el resto de la sociedad. Encarnado por William
H. Macy, cara prototípica del perdedor, es sin embargo bastante más
importante de lo que cree para Shelly (interpretado por Alec Baldwin), quien
dirige el casino en Las Vegas sin tomar en cuenta los nuevos tiempos y
enfrentándose con la nueva generación de empresarios del juego, más
preocupados por la facturación que por la atención al cliente y la fidelidad
a un estilo.
En el
medio de eso, Bernie conoce a una camarera del casino (Maria Bello) quien,
inesperadamente, le da bola. Y no sólo eso. Se enamorará de él. A partir de
este romance la suerte de Bernie comenzará a girar vertiginosamente, pero
dejará de ser efectivo en su trabajo, generando muchas pérdidas al local, y
desafiará a Shelly a que lo deje irse en paz, cosa que el segundo no está
dispuesto hacer.
Golpe
de suerte acierta en sus primeros
minutos, planteándose como un film noir, oscuro, como detenido en el
tiempo, con personajes fuera de época o en las últimas, prácticamente
desahuciados. Los más interesantes son Bernie, siempre con cara de perro
apaleado, sufriendo por antiguos errores, y Shelly, quien parece medio
retrógado pero evidencia cierto humanismo, melancolía y culto por la
amistad, aun en sus actitudes más bestiales.
Planteando su película con una puesta en escena intimista, con personajes y
una trama pequeña, resaltando el carácter nocturno de Las Vegas, el director
Wayne Kramer logra sacarla a flote durante su primera mitad, pero después, y
en especial durante la última media hora, no puede evitar caer en los
típicos convencionalismos hollywoodenses, encasillando a los personajes,
particularmente al de Alec Baldwin, quien pasa de ser un bruto ambiguo a
ser, directamente, un bruto. Tampoco ayudan las vueltas de tuerca sobre el
romance de Bernie y la camarera, bastante poco creíbles, y un alegato más
bien torpe a favor del "estilo Las Vegas" de décadas atrás.
Confusa
en lo que al relato se refiere, Golpe de suerte termina destacándose
en definitiva por las actuaciones, en especial la de Macy, quien,
silencioso, vuelve a encontrar (como siempre) el tono adecuado.
Rodrigo Seijas
|