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HORMIGAS
ENTRE LAS PIERNAS
(Harte Jungs)
Alemania,
2000 |

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Dirigida por Marc Rothemund, con Tobias Schenke, Axel Stein, Luise Helm,
Nicky Kantor, Tom Lass, Mina Tander, Sissi Perlinger.
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Para los norteamericanos puede ser que exista algún motivo, tanto en lo
referente a lo económico como a la tradición de géneros, para no dejar morir
del todo a las estudiantinas. Subgénero detestable, meramente comercial, ha
dejado sus rastros en, por ejemplo, films como Porky’s, que hace casi
veinte años logró divertir a algunos. Hoy se remozó el asunto con bodrios
como American Pie, que aunque mala es más actual que Porky’s,
si es que eso es una virtud, claro.Lo que uno se pregunta después de ver
Hormigas entre las piernas es qué fue lo que llevó a los alemanes
(así, alemanes a secas, como cuando uno los señalaba mirando una película de
la Segunda Guerra) a retomar la deleznable idea de un chico torpe que
despierta a su sexualidad de forma grotesca y desaforada.
Presa de un deseo imparable, Florian, el protagonista, imagina desnuda a
cada chica que ve y trata de mantenerse sentado cuando aparecen sus
demasiado frecuentes erecciones. Este film no provoca risas en el espectador
si no miedo de que la suma de clisés continúen durante los 83 minutos de
metraje. Y continúan. Florian se da cuenta de su desarrollo sexual cuando su
pito comienza a hablarle. Y lo hace con una voz carrasposa, de enano
picarón, que lo (nos) machacará toda la película. Su mundo se reduce a
debutar con la chica más sensual del colegio y a partir de esta idea, si así
podemos llamarla, surgen los "enredos" y escenas que ojalá fueran
mínimamente cómicas.
El doblaje deja mal ubicados a los intérpretes germanos, ya que los
labios no coinciden con lo que se oye en inglés. Este detalle, aunque sea
sólo un requerimiento de distribución, delata el verdadero origen de este
estilo de entretenimiento pochoclero. Eso sí, si en Estados Unidos intentan
renovar aunque sea a los ponchazos el subgénero, los productores de
Hormigas entre las piernas se contentaron únicamente con copiarlo.
Julián Monterroso |
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