De Doug Liman se estrenó hace unos años Viviendo sin límites,
una película discreta que apenas evidenciaba el estilo de
Tarantino reverenciado a rajatablas. Identidad desconocida ni
ofrece eso.
La trama es de agentes secretos, con el agregado de que el personaje
encarnado por Matt Damon padece de amnesia tras ser rescatado inconsciente
del mar Mediterráneo. Aunque no recuerda nada, pronto descubre que tiene
habilidades especiales: domina varios idiomas y está superentrenado
para el combate. No pasará mucho tiempo antes que el espectador se entere
de que se trata de un agente americano perseguido por su propio gobierno,
ni para que el protagonista se consiga una compañera de ruta (Franka
Potente, la alemana de Corre Lola, corre).
La ilusión de cine hitchcockiano queda rápidamente diluida por
la falta absoluta de suspenso. El tempo, en cambio, se empieza a
acercar a The Matrix o Misión: imposible, con lo que el copión
de Liman descarta muy pronto el clasicismo para volcarse a otro thriller
de acción con vertiginosas persecusiones automovilísticas y duelos a la
moda, patadas voladoras incluidas.
Si bien la película mantiene el ritmo hasta el final, la
previsibilidad se adueña tempranamente del relato, con lo que sólo
quedan en pie las secuencias de acción... que tampoco destacan por su
audacia u originalidad. Lo único que sorprende, en estos tiempos de
nacionalismo republicano, es el escaso interés del guión por expiar de
culpas al alto mando de la CIA.
Entre tanta medianía sobresalen la belleza y naturalidad de Franka
Potente, una actriz sumamente interesante, que ya había mostrado lo suyo
en Soy linda?, de Doris Dörrie.
Ramiro Villani