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I'M NOT THERE

Estados Unidos, 2007



Dirigida por Todd Haynes, con Cate Blanchett, Christian Bale, Ben Whishaw, Richard Gere, Marcus Carl Franklin, Heath Ledger.



En pleno revival dylaniano, y tras poder disfrutar de su gran show en Vélez, terminé el Bafici 2008 viendo el ambicioso retrato de Todd Haynes sobre Bob Dylan, que como es habitual en este director, transforma una película de género, en este caso el biopic, en un OVNI cinematográfico. La complejidad del mecanismo de transformación de las convenciones genéricas de I'm Not There es tan grande que uno termina preguntándose si el espectador que desconoce por completo el universo de Dylan podrá entender algo sobre el personaje en cuestión, aunque tal vez estemos tan acostumbrados a tanto didactismo y moralismo de biografías autorizadas que nos encontramos temerosos ante semejante inversión estructural.

En la trama, Haynes nos propone evocar a Dylan a través de seis personajes, uno de ellos interpretado por un niño negro y otro por una mujer (Cate Blanchett). Pero la cosa es aun más compleja, ya que algunos de ellos representan momentos de la vida real de Dylan (el fracaso de su matrimonio, la etapa folk, el pasaje al rock, la conversión al catolicismo), pero otros surgen de la mitología de sus canciones y escritos (el avejentado Billy The Kid que se revela contra el sistema a favor de los marginados, el niño Woody Guthrie que, fugado de su hogar, atraviesa el país en tren como un vagabundo, tocando canciones de la depresión del '29 y de los sindicatos de la época, o el poeta Rimbaud declarando ante la Ley en un lenguaje que ésta jamás comprenderá). En la narración, el montaje intercala cada una de las historias sin un orden aparente, incluso dejando algunas de ellas suspendidas para desarrollarlas en la última parte del film. Además, representa en imágenes congruentes con la trama algunas grandes canciones de Dylan (I want you, Ballad of a thin man, Visions of Johanna, etc.), creando inmejorables videoclips que sintetizan algunos de los momentos más importantes de su vida y obra. Los diálogos también son sutilmente atravesados por la poesía de Bob, y los conocedores se encontrarán gratamente sorprendidos al ver lo bien que cuajan los versos del músico en las frases de los personajes. Y no faltan los apuntes cinéfilos, como en la secuencia en blanco y negro en la que Dylan (idéntica, perfecta, Cate Blanchett) llega a una lujosa fiesta en la que va a ser entrevistado y agasajado, en compañía de cuatro muchachos de traje oscuro y flequillo que corretean como niños excitados en una película de Richard Lester, y al despedirse son perseguidos por una horda de adolescentes no menos excitadas (todo filmado, por supuesto, a muchos menos cuadros por segundo de lo que estamos acostumbrados). Esa misma secuencia continúa iluminada en demasía, con extraños diseños de muebles blancos y gente de diversa clase que merodea a un Dylan atribulado, tratando de responder a todos sin escuchar a nadie, en tácito homenaje a 8 y ½ de Fellini. Hay también algo de western y road movie, pero más relacionado con el propio mundo de las canciones de Dylan.

Lo más importante de tan compleja construcción dramática es que Todd Haynes aniquila las convenciones del biopic ofreciendo exactamente su opuesto. Basta ver al azar, digamos, las películas sobre Ray Charles o Johnny Cash estrenadas recientemente, para observar que, con menor o mayor calidad, nos ofrecen siempre la misma mirada. Un conflicto originario (la muerte de un hermano, en ambos films, si mal no recuerdo) que motiva el exorcismo artístico de la culpa, un ascenso triunfal, un descenso a los infiernos de la fama y los vicios terrenales (cuándo no: sexo, drogas y rock & roll), y la posterior redención del héroe popular, que nos deja una oportuna moraleja, sentimental y simplista, como para alejarnos de los peligros de la vida del artista y ofrecernos una explicación tranquilizadora en cajita cerrada y con moño.

I'm Not There presenta a Dylan como un misterio, una vida que, pese a dejar una huella imborrable en nuestra cultura, es imposible de rastrear en búsqueda de certezas. Una vida que podemos apreciar poéticamente, pero que se niega a ser reconstruida, explicada, reducida a ejemplo didáctico. Y Haynes comprende que ahí reside parte del genio de Bob Dylan y de sus constantes metamorfosis. Por eso en I'm Not There no hay tiempo ni espacio claramente establecidos, no hay diferenciación entre vida y obra, entre aparición pública o experiencia privada. Todo se encuentra disperso y entrecruzado como en las complejas composiciones que ofrece el músico en sus canciones. Un ambicioso acercamiento al universo del gran Bob Dylan, con la bienvenida intención de perderse allí, sin extraer conclusiones aleccionadoras. En resumidas cuentas: Todd Haynes comprendió a qué se refería Dylan cuando cantaba: "Don´t ask me nothing about nothing, I just might tell you the Truth" (No me preguntes nada de nada, podría llegar a decirte la verdad).

Ramiro Villani      

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