Los
labios
nos presenta a tres mujeres de distintas generaciones viajando hacia el
interior del país, para hacer relevamiento y asistencia de salud pública
para los más necesitados, en
sitios
donde la pobreza
y la
marginación
alcanzan
las instalaciones sanitarias donde se hospedan.
Cruzando la
ficción con el documental, las actrices que protagonizan la película se
entrevistan con las personas reales que habitan el lugar. Las ayudan,
revisan y curan dentro de las posibilidades de su escaso presupuesto. El
resultado es en principio gratificante, porque Loza y Fund eligen una mirada
positiva y alegre
ya que
no carente de emoción. Y para ello se sirven de
pequeños destellos de la vida y convivencia de las protagonistas. Y de un
encargado municipal realmente entrañable y honesto, aunque
con
casi
todos los vicios
que puedan
imaginarse.
El problema que hace que Los
labios
nunca termine de construirse como una historia atractiva es que los
directores se niegan a contarla. Los hilos narrativos y enigmas de la
intimidad de las protagonistas son dejados de lado
deliberadamente.
Y Los
labios
termina dejando sabor a poco, aun
cuando haya logrado entusiasmar a lo largo del relato.
Ramiro Villani
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