Si uno se
pusiera a repasar los grandes villanos de la historia (literaria, teatral y
cinematográfica), irremediablemente incluiría en el podio al “Capitán” John
Silver, el pirata que fascinaba y atemorizaba a Jim Hawkins, el narrador de
“La isla del tesoro”, la brillante, simple y a la vez compleja novela de
Robert Louis Stevenson. Ese relato demostró como ningún otro la extraña
identificación que establece cualquier persona que se considera decente con
estos sanguinarios, traidores pero simpáticos personajes, que son sinónimo
de crimen pero también de aventuras. De las mejores aventuras: las que
involucran tesoros, leyendas, combates a cañonazos, lances de espada y
mujeres. Lindas y atrevidas mujeres.
Es raro que
La maldición del Perla Negra, que recupera ese espíritu, sea una
producción de Jerry Bruckheimer, responsable de adefesios como Canguro
Jack, Top Gun y Armageddon. El film del eficiente Gore
Verbinski (Un ratoncito duro de cazar, La llamada) está
mucho más cerca de la remake de La momia que del bodrio bélico
Pearl Harbor (por citar otra perla negra, justamente, de la factoría
Bruckheimer).
La historia es sencilla, pero
atractiva: cuando la tripulación del Perla Negra, liderada por el capitán
Barboza (Geoffrey Rush), en su afán por liberarse de una terrible maldición
vinculada con el oro azteca, secuestra a la hija del gobernador de Port
Royal (Keira Knightley), un herrero y pretendiente de toda la vida (Orlando
Bloom) decide aliarse con el destituido –y un poco demente– ex capitán del
buque, Jack Sparrow (Johnny Depp), para rescatar a la bella dama. Lo que
viene después, aunque previsible, sigue siendo divertido y excitante. Aquí
el dineral de la producción juega a favor, conjugando explosivas escenas
de acción con efectos especiales de primer nivel, que no hacen trastabillar
una trama en la que los hechos se suceden velozmente, sin dar respiro al
espectador a lo largo de las más de dos horas (imperceptibles) que dura la
película. Todo se desarrolla en un particular contexto, en el que cada
personaje desempeña su papel con total convicción, por más maldades que
implique. Incluso –oh sorpresa– el film se permite dejar bien parada a la
institución militar inglesa de la época legitimando, asimismo, el carácter
outsider de los piratas.
¿Por
qué La maldición del Perla Negra contradice la regla de que todos los
productos impulsados por Bruckheimer son detestables? Quizá porque el guión estuvo
a cargo de los creadores de Shrek, porque Johnny Depp y Geoffrey Rush
son capaces de lograr excelentes interpretaciones, porque Orlando Bloom se
consolida como una de las revelaciones de los últimos años, porque el
personaje de Keira Knightley es una mujer de armas tomar que nunca pierde
sus otros atractivos… Aunque la raíz de todo el asunto habría que buscarla
en que, como el personaje de Bloom, todos tenemos un pirata en nuestra
sangre, y, como Jim Hawkins, deseamos embarcarnos en un galeón armado hasta
los dientes, en busca del tesoro más grande de todos. ¡Al abordaje! ¡Piezas
de a ocho! ¡Oh, oh, oh! ¡Y una botella de ron!
Rodrigo Seijas
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