HOMEPAGE
ESTRENOS
VIDEOS
ARCHIVO
MOVIOLA
FORO
CARTELERA
PRENSA
ACERCA...
LINKS















LOS MALDITOS CAMINOS

Argentina, 2002


Documental dirigido por Luis Barone.



Los malditos caminos habla de una época de la historia argentina (desde la caída de Perón en 1955 hasta el golpe militar de 1976) que hoy parece lejanísima y de la que, sin embargo, nos separan muy pocos años. Esta sensación de distancia se debe, a mi entender, a que la película de Luis Barone actualiza una serie de conceptos y valores (compromiso, solidaridad, idealismo) que hoy, posmodernidad y globalización mediante, se nos aparecen vaciados de sentido, extraños, anacrónicos.

Al asumir la decisión de filmar hoy, año 2002, su película, Barone se sitúa en la vereda de enfrente de esa concepción, que postula el fin de la Historia y de las utopías, e intenta reinstalar en el debate cultural las ideas que motorizaron las luchas de los ‘60 y los ‘70, cuyo fracaso llevó al país a desembocar en el modelo político y económico que hoy padecemos.

La estrategia narrativa de Los malditos caminos puede asimilarse a la construcción de un gran rompecabezas, en el que las distintas piezas son los testimonios de los sobrevivientes de la época, amalgamados por un extraordinario material de archivo. A medida que el rompecabezas se va armando, emerge, poco a poco, una historia (personal, íntima) dentro de la Historia grande, con mayúscula: la de Carlos, José Luis y Lucía.

Carlos es el famoso Padre Mugica, quien, proveniente de una familia patricia, pasa de oficiar misa en la exclusiva y paquetísima Iglesia del Socorro... a la Villa 31 de Retiro, donde abraza la causa política que lo lleva a alinearse junto a los humildes y presentar batalla a los poderes establecidos. Mugica, que llegó a convertirse en una figura que hoy llamaríamos mediática y en un referente para buena parte de la juventud de la época, fue asesinado, presumiblemente por la Triple A, en 1974.

José Luis Nell inició su actividad política en el nacionalismo, pero tras el estallido de la Revolución Libertadora, en 1955, se convirtió al peronismo y asumió la resistencia armada como método de lucha para lograr el retorno del General de su prolongado exilio. Militó luego en la agrupación Tacuara y colaboró con el Movimiento Tupamaro en el Uruguay. Hoy es uno más de los miles de desaparecidos que nos dejó como sangrienta herencia el Proceso de Reorganización Nacional.

Lucía Cullen era estudiante y trabajadora social. Como muchos otros jóvenes cristianos de su generación, creyó que una vida más digna era posible para los pobres, los excluídos, las víctimas del sistema. Alfabetizaba a los habitantes de las villas de emergencia, seguramente porque creía que la educación es una poderosa herramienta de libertad. Ella también desapareció durante la dictadura militar de Videla; una agrupación política de la carrera de Trabajo Social de la UBA hoy lleva su nombre.

Los caminos, malditos o no, terminan por cruzarse, tarde o temprano. Así fue que, dando clases en la villa, Lucía conoció al cura Mugica y se enamoró locamente, a pesar de que sabía que la unión entre ellos era imposible, ya que Carlos se mantenía fiel a su celibato. A pesar de todo, decide acompañarlo en su prédica y colaborar con él en su trabajo junto a los pobres. Algo más tarde, José Luis Nell regresa al país, luego de evadirse, junto a otros once tupamaros, del penal de Punta Carretas. Conoce a Lucía. Al poco tiempo deciden casarse. El sacerdote que los une en matrimonio no es otro que el Padre Mugica.

El documental de Barone sigue muy de cerca las peripecias de estos tres personajes, pero nunca descuida el trasfondo social y político, que es, en definitiva, el que da sentido a sus historias. Así, mientras nos va descubriendo los pormenores de la relación entre ellos, no cesa de llevar a primer plano los acontecimientos que marcaron la época y también la vida de Carlos, José Luis y Lucía: la resistencia peronista, la muerte del Che Guevara, el Mayo francés, el regreso de Perón, el recrudecimiento de la violencia política en los 70, el golpe militar del 76...

Considero imprescindible la visión de Los malditos caminos para todo aquel que esté interesado en conocer un poco más la historia reciente de nuestro país. Hay, seguramente, muchas críticas que pueden –y deben– hacérsele: entre las más importantes, la absoluta falta de distancia con respecto al material que expone, un por momentos excesivo didactismo y cierta desprolijidad y falta de interés por el aspecto formal. Aun así es un film necesario, ya que vuelve a plantear muchas preguntas que, en la Argentina de hipercrisis, cobran más vigencia que nunca: ¿Qué somos? ¿Quiénes somos? ¿Qué proyecto de país queremos construir?

Reflexión y debate son dos palabritas que han perdido bastante actualidad. La película de Luis Barone es un buen disparador para desempolvarlas un poco y retomar la tarea de tratar de entendernos.

Ariel Leites      


Enviá tu crítica al Foro