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MAR ABIERTO
(Open Water)

Estados Unidos, 2003


Dirigida por Chris Kentis, con Blanchard Ryan, Daniel Travis, Saul Stein, Estelle Lau, Christina Zennaro, John Charles
.



Pocos años después de rechazar hacer una película sobre el Titanic, Alfred Hitchcock se embarcó en un pequeño film sobre un bote a la deriva (Lifeboat, 1943). Prefirió este pequeño tour de force antes que aquella catástrofe épica. El resultado no fue por eso mas feliz, pero inauguró un subgénero: los films "de náufragos" (o, más precisamente, los films sobre personas atrapadas en una embarcación pequeña y acosadas –antes que por las fuerzas de la naturaleza– por sus propios deseos, frustraciones y miserias). Ese subgénero del thriller daría resultados tan diversos como El cuchillo bajo el agua o Terror a bordo, pero todos eran fieles a las mismas premisas: la paradójica sensación de claustrofobia en un espacio abierto y la hostilidad entre los personajes exacerbada por la hostilidad del entorno. En esa doble encerrona se jugaba toda la fuerza de esos tours de force.

Mar adentro intenta dar una vuelta de tuerca más al asunto, ya que aquí ni siquiera tenemos el módico espacio de un bote: los protagonistas son abandonados (con sus trajes de buzo, tanques de oxígeno y patas de rana) en medio del mar. Pero la pelicula, lejos de concentrarse en las múltiples posibilidades dadas por esa sustracción, también abandona a los protagonistas a sus suerte: aunque en la primera parte insinúa un dibujo de los personajes, pronto se llena de tiburones y pierde toda sutileza (sin tampoco retratar el paroxismo de esa situación límite).

Acogida con grandes elogios en el Festival de Sundance, Mar abierto también fue un suceso de publico (costó menos de un millón de dólares y recaudó más de treinta). Ese doble éxito hizo que fuera comparada con The Blair Witch Project. Mas allá de haber sido ambas rodadas en video y con bajo presupuesto, está claro que las dos comparten el mismo objetivo: crear tensión recurriendo al truco más viejo y emblemático del cine, el montaje.

Pero ni siquiera en esto Mar abierto deja de ser notoriamente convencional, con una puesta cercana al docudrama. La pobreza de medios está reforzada por la pobreza del planteo, y ambas limitaciones parecen obedecer a la misma elección: al inicio, un cartel nos asegura que la historia está "basada en hechos reales". Y toda la película parecería querer reforzar ese punto (así como el video impone cierta textura documental, del mismo modo la presencia de tiburones reales es más convincente que la de cualquier animatronic). Pero ese apego a lo real no salva al film de la vacuidad. Y lo único que nos quedará, al final, es agradecer que solo dure 80 minutos...

Si algo demuestra este mero ejercicio audiovisual (cuyo interés no es menos superficial que el del Titanic de James Cameron) es que se puede ser fiel a lo más típico del cine mainstream sin derrochar tanto dinero... Y lo que debería ser una reacción contra cierto tipo de cine, termina siendo sólo un cine reaccionario. Muy tranquilizador, sin duda alguna, para los ejecutivos de Hollywood (como los del estudio que compró esta película y ganó millones) y los espectadores desprevenidos que confunden lo independiente con lo barato.

Frente a los excesos de producción y efectos a los que nos tiene acostumbrado el cine norteamericano, películas como esta aparentan ser un viento fresco. Nos recuerdan que es posible hacer a un lado las producciones millonarias para volver a las fuentes "puras" del cine. Pero si algo dejan claro es que no toda película de bajo presupuesto atenta contra los presupuestos básicos de Hollywood...

Nicolás Prividera      


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