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LOS MISERABLES
(Les Misérables)

Estados Unidos, 1998


Dirigida por Bille August, con Liam Neeson, Geoffrey Rush, Uma Thurman, Claire Danes.



Cabe preguntarse por qué el cine de los 90 insiste con adaptaciones de obras literarias que ya han sido previamente
y casi siempre mejor versionadas para la pantalla. Especialmente en casos como este, en que el realizador danés Bille August, por cuenta y orden de la productora norteamericana Mandalay, vuelve a pasar revista a "Los miserables", la novela más perdurable del francés Victor Hugo. La respuesta hay que buscarla en ese puñado de grandes y pequeñas superstars que hicieron de este un proyecto comercial viable. Dos "oscarizados" encabezan el elenco: Liam Neeson (La lista de Schindler) como Jean Valjean y Geoffrey Rush (Shine) como Javert.

Valjean, el perseguido, cayó en desgracia por robar un pan: 19 años de penurias en los campos de trabajos forzados. Cuando sale libre, y tras robarle a un cura pueblerino (al que informa de su propia historia como si estuviese leyendo en voz alta las páginas de la novela), es nuevamente capturado. Pero el clérigo lo absuelve dice que él le regalo la mercancía y esto marca un punto de inflexión. En adelante Valjean será la criatura más honrada, pura y desprendida del Universo. Trocará su nombre por Lafitte para rehacer su vida como un empresario próspero (lo más parecido a los capitalistas-santos que ponderaba Bernardo Neustadt), y más tarde como alcalde de provincias. Javert, el perseguidor, es un policía rígido y moralista. Cuando descubre que Lafitte es Valjean, se empeña en llevarlo nuevamente tras las rejas. Se desata una persecución por diferentes puntos de la geografía que consumirá 3 décadas... y jamás reflejará el aspecto fresco, milagrosamente joven de la dupla.

Hasta aquí todo transcurre desganadamente, como si August hubiera trabajado a su pesar, sin intenciones de disimularlo. La generosidad extrema de Valjean (que no está fundada en la virtud cristiana ni en ninguna otra convicción palpable) le abre sus puertas a una prostituta enferma, Fantine (Uma Thurman), quien no cesa de toser con patetismo telenovelístico. Muerta ella, Valjean se encargará de criar a su pequeña hija. Cuando este llega a la capital francesa, los guardias vociferan "¡Esto es París!" a los cuatro vientos, como si el film estuviera destinado a espectadores bobos, o distraídos.

Una virtual superpoblación de planos subraya dos, hasta tres veces el mismo gesto desde diferentes ángulos, cuando uno solo, bien tomado, suele bastar para dar cuenta de las emociones íntimas de los personajes. En postrera, fatigante etapa se recrean las alternativas de la revolución parisina de 1932. Lo que da pie para que Cossette (ahora la bella Claire Danes) se enamore del joven líder de los insurrectos. Pobres insurrectos. So pretexto de "favorecerlos" el film los pinta como niños bienintencionados, pero tontos, en cuyo seno Javert a esta altura jefe de la policía se infiltra con insólita facilidad.

Guillermo Ravaschino