La niña de tus ojos reúne las condiciones de una típica aspirante al Oscar.
Una factura técnica impecable. Un tema "serio" tratado con bastante ligereza.
Todas y cada una de las claves de la "corrección política", esa profesión de
fe democrática pour la gallerie cultivada y apreciada en los cenáculos
hollywoodenses.
Al argumento no le falta originalidad.
Corren los últimos años de la década del '30 cuando el director español Blas
Fontiveros (Antonio Resines) viaja a la Alemania nazi para rodar un musical "de
ambiente andaluz" en coproducción. Con él va la parte española del elenco
(encabezado por Penélope Cruz) y unos cuantos técnicos. La filmación tendrá lugar en
la mismísima UFA esa especie de Cinecittá germana y se harán dos versiones
del film, una en cada idioma... ¡incluyendo a los fragmentos cantados!
En su primera mitad, la película de
Fernando Trueba avanza en plan de comedia. Materia no le falta. Si la premisa filmar
una españolada en Alemania ya resulta por demás insólita, Trueba (Belle
Epoque, El sueño del mono loco) echa más leña al fuego con una montaña
rusa de malentendidos idiomáticos, sexuales y estilísticos que comienza con la llegada
misma de los españoles. Algunos de estos tramos pagan la entrada. Ahora bien:
esta es la Alemania del Führer y estos más allá de algún matiz son los
españoles de Franco. Con los alemanes no hay ningún problema, siempre han sido malos,
pero los protagonistas...
A los protagonistas hay que salvarlos,
redimirlos, recuperarlos para la causa. Acá es donde la película empieza a ponerse
seria. No muy seria (la tasa de chistes es más o menos constante) pero sí lo
suficiente como para dejar de hacer reír... sin ofrecer a cambio ninguna otra cosa que lo
justifique. A ver si me explico: entre chiste y chiste el guión empieza a hacer
malabarismos para darle una oportunidad a Macarena (Cruz) de demostrar que su corazón es
más grande que sus pechos (es sabido que los corazones grandes tarde o temprano
colisionan con los nazis). A partir de aquí La niña de tus ojos se torna
previsible. El choque está anunciado y, a poco de andar, tampoco habrá suspenso en torno
de qué bando abrazará cada uno de los españoles.
Por lo demás, también se sabe que a
los nazis les gustan los pechos, y ni qué hablar a Goebbels (los ibéricos le dicen Güébel).
Un tira y afloje prolongado, pues, tendrá por protagonistas a la superstar española y el
empedernido ministro de Propaganda teutón (cuya cónyuge está encarnada nada menos que
por Hanna Schygulla). Por supuesto que Macarena no quiere... pero está obligada
a entretenerlo por lo menos hasta que finalice el rodaje. ¿Volverá a Madrid virgen de
Güébel...?
Guillermo Ravaschino
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