| Un plan B es aquello a 
	tener en cuenta si no sale bien lo que esperamos y queremos. Un backup si el 
	original nos falla. La segunda opción. En el trío "casual" que se forma 
	entre Bruno, Laura y Pablo, "Plan B" también puede querer dar cuenta del 
	plan de B (Bruno) o un plan bisexual, ya que a la identidad y al deseo 
	sexual es a lo que referirá el film. Laura salió con Bruno y lo dejó por 
	falta de compromiso. Bruno la ve con Pablo y quiere recuperarla. Se acuestan 
	pero no le alcanza, quiere volver. Para eso trama una locura: levantarse 
    al novio de su ex (rumores que luego serán desmentidos incentivan el plan). 
    Lentamente se va metiendo en su vida y se hacen amigos. Tanto que ambos 
    empezarán a notar que hay algo que les está pasando y a lo que deberán hacer 
    frente.
 Marco 
    Berger utiliza escenas donde vemos pero no escuchamos los diálogos, trabaja 
    con planos cortos y encuadres bastante cerrados, y pone la cámara ya fuere 
    en techos y terrazas grises de una ciudad esquiva que parece ralentar el 
    encuentro final, ya fuere en alturas que remarcan la confusión sexual (quizás 
    en exceso). Culos, bultos enfocados no devuelven únicamente la mirada de 
    algún protagonista sino la presencia del director y ahí se evidencia la 
    decisión de cómo se quiere contar el "inicio" de la relación. Que se 
    alimenta también del jueguito del "si fueras…", 
    de la ambigüedad en boga en estos días, y del extraño e inmanejable amor. 
    Cuando los protagonistas hablan de Peter Pan y Neverland, la idea del ser o 
    no ser y la cuestión de la identidad comienzan a ponerse en juego y a esa 
    altura la mente ya no domina la situación. La 
    película desarrolla la historia de tal manera que el espectador puede ver 
    los conflictos, los miedos, las dudas, la angustia que genera asumir el amor 
    (y más aun el homo) para estos jóvenes maduros. Gracias al guión, la 
    dirección y las actuaciones (mención para Vignau y Ferraro: obsérvese la 
    escena del descubrimiento de Pablo o el momento después de los besos), entre 
    silencios, frases entrecortadas e implícitos la palabra se impone 
    naturalmente. Y más que la palabra, la acción y el deseo como instancia a 
    cumplir. 
	
	Javier Luzi      
    
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