| El nuevo film de Sam Raimi (quien dirigió Noche alucinante 1 y 2,
      Darkman, Rápida y mortal y Un plan simple, entre
      otras) se encarga, en apariencia, sólo de contar la historia de Annie
      Wilson (Cate Blanchett), una mujer que utiliza sus habilidades
      telepáticas para llevar a cabo lecturas psíquicas entre sus vecinos, y
      quien comienza a tener visiones relacionadas con el crimen de la hija de
      un importante empresario de la zona que estaba a punto de casarse con el
      director de la escuela local.
 Pero esta trama entre policíaca y
      fantástica es apenas una excusa para pintar el fresco de un pueblo
      típicamente sureño, aferrado a sus costumbres y tradiciones, y con
      actitudes completamente contradictorias. Un claro ejemplo es el personaje
      de Donnie Barksdale (Keanu Reeves), quien acusa a Annie de bruja y amante
      de Satán pero cuyo fanatismo religioso no le impide serle infiel a su
      esposa (Hillary Swank). Las dudas y contradicciones no
      dejarán de emerger de las tranquilas aguas de este pueblecito, que es
      cada vez menos seguro, y en el que nadie es del todo inocente. Y
      alcanzarán al espectador, llamado a enfrentar permanentes y obligados
      cuestionamientos sobre sus propias opiniones, promovidos por la bizarra
      galería de criaturas creadas por el director y los guionistas. Algunas de
      ellas: un fiscal con grave complejo sexual, un abogado defensor sin un
      solo escrúpulo, un mecánico que parece Forrest Gump en versión violenta,
      un tosco comisario que sólo cree en lo que ve. Sin contar a los tres
      hijos que Annie, viuda y sola, tiene que mantener. El notable desarrollo de los
      personajes es mérito completo de Raimi, que ya ha demostrado de sobra
      cuánto sabe moldear a los protagonistas de sus historias. Aquí extrae lo
      mejor de los actores en función de sus papeles. Así, aprovecha la cara
      de piedra de Keanu Reeves para convertirlo en un duro montañés; la
      experiencia de Giovanni Ribisi para que haga de estúpido acrecentando su
      brutalidad (en la piel del mecánico), e incluso explota la sexualidad,
      hasta ahora contenida, de Katie Holmes (como la hija del empresario).
      Finalmente, de Cate Blanchett y J.K. Simmons logra excelentes
      interpretaciones. Lo que no alcanza el mismo nivel es
      la vertiente policial del relato, que se vuelve reiterativa y truculenta,
      con obvias referencias a Revelaciones y La celda. Para
      colmo, el final es más anunciado que desfile en la 9 de Julio. Dejando
      esto de lado, Premonición puede considerarse una agradable
      sorpresa. Hacía tiempo que no se veía un film yanqui que avanzara
      pausada y armoniosamente, sin aburrir, fluyendo como un río en vez de ir
      a la velocidad de un Fórmula 1. Rodrigo Seijas     
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