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PROXIMA SALIDA

Argentina, 2004


Dirigida por Nicolás Tuozzo, con Darío Grandinetti, Pablo Rago, Mercedes Morán, Oscar Alegre, Ulises Dumont, Vando Villamil, Valentina Bassi.



A estas alturas de la historia resulta bien conveniente hacer autocrítica, intentar analizar los tropiezos, los empujones, las zancadillas y los trastazos que la economía o la política han propinado a la Argentina. Conviene mirar hacia atrás, con la menor ira posible, y emplear el cine como medio en el que plasmar la reflexión, mostrar al público aquello que salió mal, aquello que no salió tan mal, y cómo ir tirando después de lo ocurrido en este país sobre todo en los últimos cinco, diez años. El apunte que efectúa Nicolás Tuozzo en Próxima salida contempla un reflejo de las consecuencias en los más afectados (que, como siempre, son los más débiles) por la privatización de los ferrocarriles argentinos en la década de los ochenta.

Tuozzo se posiciona en ese conflicto del lado de los trabajadores que sufrieron en primera persona, junto a sus familias, el hecho de que, prácticamente de un día para el otro, sus puestos de trabajo resultaran tan caprichosamente prescindibles. Las líneas férreas argentinas tenían en esa época una extensión de unos 100 mil kilómetros y en ellas trabajaban nada menos que alrededor de 80 mil personas. Veinte años después, y debido –dice Tuozzo– fundamentalmente a las políticas de privatizaciones y a la crisis económica, ambas cantidades se han reducido a 20 mil kilómetros y 20 mil trabajadores. La historia que pretende narrar Tuozzo es la de algunos de esos 60 mil hombres que un día se quedaron sin trabajo después de toda una vida dedicada a los trenes. Lo hace además apoyándose en un reparto de garantías: Darío Grandinetti, Ulises Dumont y Valentina Bassi encabezan la lista de actores que se meten en la piel de algunos de estos trabajadores que fueron despedidos tras la decisión de privatizar los ferrocarriles.

El film tiene el siguiente slogan: "No podrán cerrarnos todos los caminos". Una consigna de rebeldía, un llamamiento a la no rendición, un grito (en el estilo del emitido en España por Fernando León de Aranoa con su celebrada Los lunes al sol) de solidaridad de clase que, lamento agregar, no es más que un grito, no es más que una consigna pintada en un papel. Al menos si nos atenemos a lo que Tuozzo ha conseguido reflejar finalmente en su película.

Tenemos en Próxima salida la historia de un ex ferroviario joven, con un niño pequeño enfermo, que acaba colocándose como guardia de seguridad en un supermercado; tenemos a otro que no es capaz de superar su desocupación forzada, y se encarga de ir carcomiendo, a la vez que su propia moral, su hogar y su familia; tenemos a otro que tampoco lo supera, pero se empecina en permanecer, aunque sea en soledad, en la factoría; otro se hace taxista; un quinto, atracador. Tuozzo desarrolla, con un ritmo estándar y muy poco imaginativo en cuanto a la puesta en escena, las historias separadas de estos cinco personajes, y sus idas y venidas, encontronazos con un sindicalista corrupto y demás asuntos, hasta hacerlos confluir en una situación que queda sin resolver (pese a que Tuozzo –intuyo– sí quería resolverla). Esa consigna rebelde y solidaria a la que hacía referencia más arriba surge de una manera tan naïf, tan feble y, pese a ello, tan sobredimensionada, que al espectador sólo le llega la sensación de que el mensaje que incluía de movida Tuozzo es muy bonito... pero su película dice poco menos que lo contrario. No quisiera estropear el desenlace del film –que es decepcionante, cuando no lastimoso– pero no puedo creerme que la idea de que los obreros no deben rendirse ante las diferentes coyunturas económicas se reduzca a un paseo en tren por una vía muerta a cargo de unos representantes de unas nuevas generaciones que, efectivamente, son (somos) hijas de las privatizaciones, de los despidos y de la injusticia social. O se trata de una crítica devastadora e inmerecida a mensajes socialistas –cosa que no creo–, o es un desatino considerable. Desde luego, poco que ver con ese "No podrán cerrarnos todos los caminos".

Próxima salida tiene que ver, como ya he dicho, con el cine de León de Aranoa, al que también se le puede acusar de pretender más el asentimiento del espectador afectado (incluso implicado parcialmente con la causa que retrata, como es mi caso) que la denuncia de sus orígenes, o la denuncia de la insolidaridad de las clases más desfavorecidas. Y es que, no olvidemos que León de Aranoa, y ahora Tuozzo (en tercera generación, con lo que ello conlleva de simplificación de posturas y de puntos de partida), parten del cine del último Ken Loach. Películas del veterano inglés como The Navigators (también con el trasfondo de una cuadrilla de trabajadores ferroviarios) contienen en la misma medida las buenas intenciones que tantos cineastas pretenden mostrar en sus películas. También ocurre aquí, en Próxima salida. Sin embargo, al espectador no le queda más que la sensación de que el "cine de obreros" se está convirtiendo en un género de evasión para las clases más acomodadas y medianamente concienciadas socialmente. Y por eso debe ser denunciado más que como cine comprometido, como cine de entretenimiento moralmente muy cuestionable, que no debería realizarse tan a la ligera.

Rubén Corral      


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