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PSICOPATA AMERICANO
(American Psycho)

Canadá-Estados Unidos, 2000


Dirigida por Mary Harron, con Christian Bale, Willem Dafoe, Reese Whiterspoon, Samantha Mathis, Chloe Sevigny.



Parece que el cine argentino no es el único que se toma su tiempo a la hora de repasar lo sucedido en décadas pretéritas. Más aun cuando se trata de ofrecer una mirada diferente, quizá hasta crítica. Luego de ver Psicópata americano podría concluirse que el cine norteamericano tropieza con las mismas dificultades (salvando algunas pequeñas diferencias, como la existencia de una industria) para elaborar sin miedos una realidad pasada y no tan lejana. La película dirigida por la canadiense Mary Harron, quien parece haber pasado definitivamente a las huestes hollywoodenses (¡que dirían las mamás de South Park, la película...!), se basa en el libro homónimo de Bret Easton Ellis, una novela que describe a cierto sector social durante la década del '80 (el de los "yuppies treintañeros, consumistas y aburridos") y penetra en los pensamientos y las acciones cotidianas de uno de ellos. Un asesino serial psicópata.

A esta altura del partido, cuando está claro que los productores se han dado cuenta de que la autocrítica y la sátira también venden, resultan obvias las intenciones de la directora y sus productores. La sátira sobre la sociedad norteamericana ataca de nuevo. Pero... ¿ataca?

Y no, no lo hace, como la mayor parte de las veces. Cuando termina Psicópata americano uno tiene la triste sensación de no haber visto nada. No esa nada en la que los personajes del film están inmersos; porque ésta, según la intención de los realizadores, nacería de una situación determinada, de un natural y rutinario estado de las cosas. Pero no. Esta nada no se relaciona con las buenas y malas intenciones de Easton Ellis, sino más bien con una pobre realización. Esta nada mixturada con un poco de sangre, algunas citas a películas de terror de los '80 (caso Sam Raimi), musicalizada con un continuum de hits de la misma década (Robert Palmer, Huey Lewis & The News, Phil Collins, etc.) ostenta sobre todo un manejo de la imagen poco arriesgado, convencional y, sobre todo, muy pero muy aburrido. Aburrimiento que ayuda a acrecentar esa sensación de estar ante la nada.

Lo que resulta por demás llamativo es que la historia de Patrick Bateman (¿Bates Man?), un yuppie de 27 años cuyas mayores preocupaciones son embellecerse, vestirse como un modelo, conseguir reservas en los mejores restaurantes y tener la más bella tarjeta de presentación, podría haber sido divertida. Y si a esas grandes preocupaciones les sumamos los adjetivos que conjugan con ellas a la perfección (como egoísta, imbécil, narcisista, envidioso, consumista, conformista y aburrido) y las situaciones traumáticas con las que Patrick Bateman se enfrenta a diario (no conseguir una de esas reservas, por ejemplo), estamos ante la materia prima más descarnada de una comedia negra de los últimos años. Sin embargo, nada es divertido. Esta sátira de la generación del ‘80 es tan aburrida como la vida de sus protagonistas... con la diferencia de que los espectadores no habrán de sublimarla asesinando gente como Patrick, ni siquiera en su imaginación (¿o si?).

Dentro de esta nada sin espanto ni suspenso, Christian Bale se ha mimetizado. El actor de Velvet Goldmine oscila entre la nada y la psicosis. Entre la pose y la actuación. Por lo demás, no es cierto que Willem Dafoe actúe en Psicópata americano. A no ser que se considere actuación a las apariciones breves y esporádicas de ese policía estúpido que investiga la desaparición de un yuppie "asesinado" por Bateman. Probablemente, las mujeres sean los personajes más redondos de este film (y eso que a la novela la acusaron de misógina...): Whiterspoon, Mathis y Sevigny, cada una en su insoportable papel de mujer tonta, resulta más divertida que todos los hombres del film.

En cierta escena Bateman habla con dos mujeres sobre Génesis. Explica que cuando Phil Collins tomó la batuta de la banda, él decidió convertirse en fanático. Agrega que antes (en los '70) odiaba esa "intelectualidad" que provenía (no lo nombra, claro) del genio de Peter Gabriel. Las líneas de este diálogo son reveladoras. El Génesis de Phil Collins resulta tan aburrido como el mismo Patrick a quien, en otro acierto de los pocos de Harron, nadie asocia con su nombre, ni siquiera su propio abogado.

Por último, la película que gira alrededor de una generación y un país corrompido en los años ‘80 cierra su metraje con una canción de los ’90 de un compositor inglés (Something in the air, de David Bowie). Una canción que de todas formas recuerda los ritmos de la década anterior. Igual que esta película, que tal vez hubiera sido interesante en los '80, pero llega tarde y no plantea ni una sola transgresión.

Eugenia Guevara      


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