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SECRETOS
(The Invisible Circus)

Estados Unidos, 2001


Dirigida por Adam Brooks, con Jordana Brewster, Christopher Eccleston, Cameron Díaz, Blythe Danner, Patrick Bergin.



¿Se puede decir algo novedoso sobre una película que no lo es? Probablemente no. Es que ni Cameron Diaz, en cuya presencia parece querer apoyarse toda la narración, tiene a cargo un personaje demasiado creíble. Ella es Faith (en castellano: Fe), la joven que baila mientras se sobreimprimen los títulos iniciales de Secretos. Luego sabremos que, en realidad, esas imágenes pertenecen al final de su vida, ya que el film se inicia con un conflicto no resuelto: la hermana mayor de esta familia americana de los ‘70 se ha suicidado lejos del hogar y sin motivo aparente.

De los cuatro, sólo quedaron dos: la menor de las hijas, Phoebe (Jordana Brewster), y la madre. El padre fue el primero en morir, de leucemia, porque "trabajaba en una empresa multinacional cuando en realidad quería ser pintor", sostiene Faith. Que, aturdida por la dolorosa pérdida, emprende un viaje por Europa y termina quitándose la vida. Aquí ya pueden detectarse las principales ideas que convoca el film, y algunos problemas que no logrará resolver.

Por un lado, hay demasiada información volcada únicamente en los diálogos de los protagonistas y en la voz en off narradora de Phoebe. Por otro lado, se perfila la superficialidad con que serán delineados los conflictos y personajes, cuando lo que se pretende es todo lo contrario. Que la idea de confrontar "empresa o arte, igual muerte" sea bastante ingenua y esquemática, vaya y pase. Pero que ese sea el motor que lleva a Faith a querer "cambiar el mundo" y a terminar convertida en una terrorista colaboradora de los nazis, es algo muy distinto.

En el medio, Phoebe también partirá a Europa para reconstruir la historia de Faith. Guiada por las postales que conserva, seguirá sus pasos para intentar develar el "secreto" que explique su muerte. Allí se reencontrará con Wolf (Lobo), novio y compañero de aventuras de su admirada hermana, quien le irá dando las pistas (en realidad, casi todo está servido en bandeja) sobre aquellos dorados años ‘60 en los que buscaban "emociones fuertes". Durante el viaje, Phoebe buscará descubrir su propia identidad. El espectador también, ya que nada sabe de la relatora, sin contar que las motivaciones (y la actuación) de la chica son tan poco atractivas que resulta realmente difícil identificarse con ella.

A través de flashbacks y dos voces en off que se mechan para narrar el presente (Phoebe) y el pasado (Faith), Secretos intenta llamar la atención sobre los anhelos y frustraciones de estas dos jóvenes: la que ya no está, y la que quedó, que no sabe exactamente qué busca pero encuentra un hombre con quien relacionarse en su recorrido sin rumbo fijo. Si bien aporta cierto condimento el juego con la idea del triángulo incestuoso, el guión nunca profundiza esta veta. De todas formas Wolf es de gran ayuda para Phoebe porque atesora las claves de todas las incógnitas. Además, es el único de los tres personajes y de los tres actores principales que sale airoso.

La estructura de Secretos repite siempre el mismo mecanismo: hablan y hablan, luego introducen el flashback que muestra lo que pasó y así sucesivamente. Al final, ya no importa qué encontró Phoebe, por qué se suicidó Faith, qué ocurrió con la madre y con Wolf. Todo es muy general, no hay nada de particular ni de interesante en esta película que mucho abarca y poco aprieta.

Yvonne Yolis     


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