"La eterna búsqueda de la felicidad" reza un slogan de promoción de ¿Soy
linda? en el medio local. Y tiene que ver (sí, por una vez) con el tema y la esencia
de esta comedia de la alemana Doris Dörrie, que sabe que, en esa búsqueda, poco ayudan
las recetas y cada uno encuentra o no su camino personal. Esta certeza modesta
y sabia sienta el tono y la estructura del relato, que posa su mirada sobre un conjunto
inusualmente numeroso de personajes protagónicos.
La narración transcurre entre el frío
y la lluvia de Munich y los cielos abiertos de las afueras de Sevilla, aunque los
personajes son casi todos alemanes. Los más de ellos, mujeres jóvenes que buscan su ruta
por la vida con la misma libertad con la que la directora narra sus desventuras. Algunas,
como Linda (Franka Potente, la beldad de Corre Lola corre), lo hacen viajando a
dedo por las rutas españolas. Cosa que ¿Soy linda? aprovecha para obsequiar
frescos tramos de road movie. Reconforta ver a esta muchachita arrojar su cartera, que es
como decir su historia, por la ventanilla de un automóvil, para empezar una nueva vida...
que quedará trunca al día siguiente, cuando decida recomenzar otra vez. Hay tres
hermanas que, como Linda, enfrentan las relaciones intersexuales sin demasiados planes,
con la premisa implícita de dejarse llevar. Una de ellas es dulcemente acosada
por las llamadas telefónicas de su ex, para quien la distancia él
también ha llegado a España no equivale a resignación. Otra es engañada por su
marido. Más allá de estos lazos de parentesco, este auténtico carnaval de almas no
reconoce mayores conexiones en términos argumentales. Antes bien, lo que le da
consistencia al conjunto es el plácido deambular de cada una de sus partes. Y esto, que
parece lo más natural del mundo, no sólo es raro en el cine sino también en la vida
misma.
En este marco se inscriben secuencias
más o menos disparatadas, generalmente bien actuadas y casi siempre bienvenidas, como una
discusión conyugal bizantina en medio de un embotellamiento urbano (con cierto aire a
Jean-Luc Godard), o los apuros de un galán maduro (suerte de Max Von Sydow versión
New Age) para borrar las huellas que el intento de suicidio de su amante dejó en su casa,
antes que llegue su mujer. No es que ¿Soy linda? "no dé respuestas"
(ese lugar común) sino que esquiva las respuestas puntuales. Se deja llevar
leve, alegre, festivamente. Hace suya una frase del surrealista Tristan Tzara:
"La ausencia de sistema es también un sistema... pero el más simpático."
Guillermo Ravaschino
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