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TOCA PARA MI

Argentina, 2001


Dirigida por Rodrigo Fürth, con Hermes Gaido, María Laura Frigerio, Alejandro Fiore, Emilio Urdapilleta, Colomba.



En algún momento deben haber oído un comentario similar: ¿qué pasa cuando un personaje atraviesa todo tipo de situaciones traumáticas, pero siempre nos queda la sensación de que no vimos nada? Seguramente acaban de asistir a otra muestra de nuestro querido cine nacional.

Esta película no es el caso mas estricto en ese sentido, pero de sus muchas virtudes también se desprende cierta tendencia a la bajada de línea pueril.

Un baterista punkie, desesperado por encontrar su verdadera identidad, inicia un viaje hacia el interior de la Argentina. Tras la muerte de su padre adoptivo, Carlos va desde la ruidosa Buenos Aires hacia un pueblo fantasmal llamado Los Angeles, por el que ya no pasa ni el tren. En el camino conocerá a una puta rutera que lo llevará a su hogar, en la estación del ferrocarril abandonada, adonde vive con su hijo y un mecánico cafishio (Alejandro Fiore, aportando su oficio para desarrollar un personaje más complejo de lo que puede parecer a primera vista).

Enmarcada en el realismo mágico crudo, al mejor estilo Kusturica, Toca para mí no es necesariamente una película destinada al público joven, como uno podría suponer tras semejante arranque. Y eso es algo que se agradece, porque la historia funciona como un signo de estos tiempos. El pueblo abandonado, las mentiras ocultas y la falta de alternativas para desarrollar algún futuro medianamente aceptable, son situaciones cotidianas en las que el realizador escapa inteligentemente al discurso fácil y comprador. Todo sazonado con elemento típicos del género: la mujer de mala vida con buen corazón, el viejo loco y sentimental del pueblo, el párroco canchero, el laburante chanta y el alcohol como símbolo de "comunicación".

Justamente, la primera hora del film, que nos presenta el viaje iniciático de Carlos y los detalles coloridos del pueblito, está brillantemente lograda, con una plástica visual y una potencia rítmica no muy comunes en nuestro cine.

Pero el conjunto peligra todo el tiempo debido a la inexpresividad (innata o trabajada) del actor principal, Hermes Gaido. Estamos ante una historia en la que el protagonista reacciona, antes que accionar. Alguien que no sabe qué hacer con su vida y lo evidencia no haciendo prácticamente nada por el objetivo que se había propuesto –averiguar su identidad–, salvo en la última media hora de la película.

Una curiosidad destacable es que la mayor parte del elenco proviene de la provincia de Córdoba, con destacables labores de Toto López como un camionero cuartetero y putañero, y la muy buena composición de Fabiana, la rutera con carita de ángel rústico, interpretada por María Laura Frigerio.

Mención aparte merece la muy buena banda de sonido, obra de Fernando Manuel Diéguez, que cumple con la increíble tarea de hacer soportable una película plagada de chamamés acuartetados, cumbias y hasta una versión punk del valsecito "Desde el alma".

Gabriel Alvarez     


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