A pesar de haber intervenido en films como Rescatando al soldado Ryan
y El gigante de hierro, Vin Diesel saltó a la fama con el
thriller de autos Rápido y furioso, dirigido por Rob
Cohen. En XXX, nuevamente dirigido por Cohen, Diesel, una mezcla
devaluada de Stallone con Schwarzenegger, se consolida como la nueva
estrella joven del cine de acción.
El personaje principal de este esta historia que intenta ser una vuelta
de tuerca a los films de espías es Xander Cage (Diesel), un "rebelde
antisistema" de los que quedan pocos, que vive de unos videos web
protagonizados por él mismo en los que ejecuta impresionantes acrobacias
al mismo tiempo que perjudica a encumbradas figuras del "poder
opresor". Todo va bien para Cage –al que sus amigos llaman "X"–
hasta que es reclutado a la fuerza por un jefe de la Agencia de Seguridad
Nacional llamado August Gibbons (Samuel L. Jackson), quien busca alguien
de perfil agresivo y "en contra de las reglas" que pueda
infiltrarse en una organización terrorista llamada Anarquía 99. A partir
de ese momento, Xander pasará a llamarse Triple X.
Lo que sigue, además de ser enteramente previsible, retoma muchos
elementos de la saga de James Bond. Villanos con planes apocalípticos
(pero más fiesteros), persecuciones en autos sport
ultraveloces y en motocicletas, explosiones, tiros, etc. Hasta hay dos
personajes secundarios muy parecidos a los que siempre rodean a Bond: el
mencionado Gibbons y Toby Lee Shavers (Michael Roof), espejos de M, jefa
de James, y Q, el experto en armas. Por supuesto que, con su humor sutil y
refinado, M y Q resultan mucho más atractivos que Gibbons y Shavers.
A pesar de la presencia del hard rock en la banda de sonido, de los
autos veloces y potentes, de las motos, de los personajes tatuados en todo
el cuerpo y de las frases rudas (y carentes de sentido), XXX no
logra ser la película fresca y "cool" que Rob Cohen y los suyos
pretendieron. Todo lo "nuevo" es lamentable, ya que Xander Cage,
en cuanto agente secreto, sigue profesando una rebeldía tonta y sin
sentido (ataca a los políticos que se oponen a la televisión y los
videojuegos, como si la defensa de esos artefactos fuera la medida
de la dignidad). Xander, sus amigos y los villanos de Anarquía 99
despotrican durante toda la película contra un sistema que, en última
instancia, tiene en su base el consumismo que ellos mismos practican. Al
final, encima, X se pondrá del lado de ese sistema... y lo hará por
razones patrióticas.
Dos reflexiones finales. La primera: si Vin Diesel, Rob Cohen y sus
secuaces son el futuro del cine de acción, estamos fritos. La segunda es
más bien un pedido: ¡volvé Bond, te perdonamos!
Rodrigo Seijas