La nueva y aclamada película mexicana Y tu mamá también habla de
sexo de manera frontal, divertida y desenfadada. Pero más que el tema
de la última realización de Alfonso Cuarón (Grandes esperanzas,
La princesita), las relaciones sexuales explícitas, los diálogos
subidos de tono y el erotismo candente son sólo excusas para marcar un
punto de quiebre, una transición. El sexo, o más bien ciertas situaciones
particulares relacionadas con el sexo, será el inicio del camino hacia la
madurez de dos adolescentes, Julio y Tenoch. Situado en la ciudad de
México, de donde el director es oriundo aunque hace unos años reside y
filma en los Estados Unidos, el cuarto largometraje de Cuarón (ayudado por
el guión de su hermano Carlos) resulta un film íntimo, personal y bastante
alejado de sus producciones anteriores.Julio (Gael García Bernal se
luce como en Amores perros) y Tenoch (Diego Luna) son dos jóvenes
de 17 años que se dedican a hacer cosas de chicos de su edad: cogen
con sus novias cada vez que pueden, fuman marihuana, salen a divertirse,
se masturban a dúo, disfrutan de su posición social privilegiada (el
segundo más que el primero) e intentan salir del aburrimiento y hacer algo
con sus vidas. Todas estas situaciones se muestran desprejuiciadamente y
sirven para describir a los personajes centrales. Pero es acertado que la
película no se apoye en la transgresión para sostenerse, y que ésta
no sea un fin sino un medio para indagar en la lealtad, la amistad, la
inocencia, el sufrimiento.
El conflicto se desencadena cuando los dos "charolastras" –como les
gusta denominarse en la logia inventada que comparten– conocen a Luisa
(Maribel Verdú). Esta española diez años mayor, que al principio no los
registra, luego de un hecho doloroso decide aceptar el viaje que los
amigos le habían propuesto. Ella no sabe que "Boca del cielo" es una playa
inventada hacia la que el trío parte desconociendo el rumbo. Ese lugar
imaginario, y fuera de campo la mayor parte del film, se convierte en un
sitio mítico e inalcanzable. Un lugar al que se dirigen en busca quién
sabe de qué y que es metáfora de la transformación que ha de llegar cuando
lo encuentren. Si es que lo encuentran...
Cuarón cambia el preciosismo estético y cierta dosis de fantasía de sus
películas anteriores por una road-movie mucho más realista. Vuelve
a trabajar con el director de fotografía Emmanuel Lubezcki (La leyenda
del jinete sin cabeza) pero recrea una puesta en escena que se vale de
la cámara en mano y la luz natural mayoritariamente. Sin embargo, la
concepción narrativa de Y tu mamá también sigue siendo muy
particular. La voz en off que relata los hechos enrarece el tono del film
y el ritmo de la narración. Es que este relator omnisciente interrumpe
cada tanto el sonido de las imágenes –que se tornan mudas– y describe
hechos del pasado de los personajes, o cosas que ocurrirán más adelante y
que no veremos. Son casi tiempos suspendidos, pero que a la vez hacen
avanzar dramáticamente la acción.
La narración en off también deja entrever cierta crítica social que,
aunque algo superficial, está relacionada con los protagonistas y algunos
personajes secundarios: quiénes son, por qué llegaron hasta allí, por qué
terminarán como terminarán. Este mismo narrador al final revela un hecho
que le da sentido a todo lo visto con anterioridad, cambiando la lectura
de la historia.
En el medio, Julio y Tenoch irán descubriendo que no todo es como
parece, que su amistad no es tan indestructible como creían y que el deseo
también puede jugarles una mala pasada o, al menos, una que los
transformará rotundamente. El viaje real por las carreteras de México es
un pretexto para el viaje interior de estas tres criaturas que, entre
polvos, conversaciones íntimas y confesiones, conocerán el dolor. Pero
también el humor. Y tu mamá también es una película que así como
pasa completamente por lo sexual, también es atravesada íntegramente por
el humor. Y el humor es la única catarsis en un film difícil, provocador,
triste quizá, sorprendente por momentos. Pero en el que vale la pena
sumergirse sin prejuicios.