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LOS TRAMPOSOS
(Matchstick Men)

Estados Unidos, 2003


Dirigida por Ridley Scott, con Nicolas Cage, Sam Rockwell, Alison Lohman, Bruce McGill, Bruce Altman.



Roy (Nicolas Cage) y Frank (Sam Rockwell) son dos pequeños estafadores de guante blanco que, a fuerza de largos discursos y algunos trucos sucios pero bastante inofensivos, envuelven a sus víctimas y consiguen sacarles buenos puñados de dólares. Roy, algo mayor que el otro, tiene cara de “buen tipo”, mucha más experiencia (llega a ser un verdadero artista en lo suyo) y mejor posición económica. Y le "da cátedra" a su joven, inexperto y ambicioso compañero. ¿Les suena? Es que, hasta aquí, Los tramposos se disuelve en un montón de otras películas referidas al mundillo de los estafadores, a sus códigos y sus transas.

Como en Atrápame si puedes de Steven Spielberg o en Nueve reinas (el excelente film argentino de Fabián Bielinsky, al que Los tramposos le debe mucho), en un comienzo el interés reside en observar los métodos que se despliegan para engañar y en intentar descubrir adónde está la trampa. Pero, por supuesto, es más interesante cuando, como en aquellas películas y aquí en Los tramposos, la historia aspira a un poquito más.

En Los tramposos conviven varias subtramas que al principio se desarrollan en forma paralela. Roy es un hombre prolijo, meticuloso y obsesivo de la limpieza. Todo funciona bien mientras tome sus píldoras y controle la incontable variedad de tics que lo aquejan para que no interfieran en su trabajo. Pero, de repente, la ordenada existencia de Roy se ve afectada por la aparición de una hija, Angela (Alison Lohman), a la que nunca había conocido. La jovencita encuentra a su padre bastante divertido y comienza a frecuentarlo e invadirlo; también se siente emocionada y atraída por la idea de aprender algún “truquito” cuando descubre la verdadera ocupación de su papi.

Psiquiatra mediante, este criminal –que Nicolas Cage compone con gracia y algo de exageración– va manejando sus fobias y la nueva relación sentimental que ha entablado con la chica. A esto se suma la posibilidad de dar el gran golpe: esa estafa enorme que Frank le venía proponiendo a Roy y que, por fin, éste decide encarar. A partir de este momento las piezas comienzan a encastrar, las líneas narrativas terminan de tomar forma y se entrelazan gracias a la acertada narración de Ridley Scott, y se desencadena el tramo final de la película. No todo resultará como Roy lo había planeado. Las “vueltas de tuerca” (algunas previsibles y otras mucho más inesperadas) se irán sucediendo hasta el desenlace, que apuesta a sorprender al espectador más que a ninguna otra cosa.

El director de las aclamadas Alien (1979) y Blade Runner (1982) ha desarrollado una filmografía extensa, diversa, despareja. Más cercana a sus primeras realizaciones que a sus últimas superproducciones (Gladiador en el 2000, Hannibal y La caída del halcón negro en el 2001) Scott compone en Los tramposos una pieza superflua pero entretenida. Algo extensa, pero mayormente sólida, con buen ritmo y oportunos toques humorísticos.

Yvonne Yolis      

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