La ópera prima de Flavio Nardini y Cristian
    Bernard 76 89 03 es una singular película dentro del panorama del cine argentino
    contemporáneo. Por empezar, no cae en ninguno de los vicios consabidos de nuestro peor
    cine. A saber: 1) guiones pretenciosos plagados de personajes inverosímiles, sin
    contradicciones ni matices. 2) diálogos llenos de lugares comunes y frases hechas. 3)
    actuaciones declamativas y solemnes. 4) ausencia de una mirada personal y comprometida con
    la historia. 5) pobres resoluciones en términos de puesta en escena, ya fuere en la
    fotografía, el montaje, la dirección de actores, o en el manejo de la cámara. 6)
    voluntad de explicarlo todo, una y otra vez.La historia es mínima. Tres amigos, Dino
    (Sergio Baldini), Salvador (Gerardo Chendo), y Paco (Diego Mackenzie) tienen una obsesión
    en común: acostarse con Wanda Manera (Sol Alac), popular sex-symbol local. El film ubica
    su primer tercio en 1976, y allí marca las características del trío protagónico.
    Elipsis, y el relato continúa en 1989, en pleno auge de la hiperinflación, y se amplia
    la construcción de los personajes: Dino, el langa y guacho pistola del grupo;
    Salvador, el chico de buena familia, virgen desesperado por dejar de serlo, y Paco, el
    gordito mal vestido, algo tonto y bastante desorientado. Ya en el último tercio, durante
    el año 2003, estas criaturas se confrontan con sus insatisfactorios destinos.
    Los tres personajes están armados deliberadmente desde el lugar del
    estereotipo, y Nardini y Bernard saben usarlo magistralmente. No funciona como un fin en
    sí mismo, sino como un vehículo para introducir los rasgos más comunes de ciertos
    porteños y de su imaginario. Esto no implica que 76 89 03 tenga la pretensión de
    hablar de "todos los argentinos" (como algún sector de la crítica
    especializada malentendió), sino que, simplemente, apunta hacia aquellos a los que estos
    tres personajes pueden reflejar (de ahí el saber usar las resonancias de los
    estereotipos).
    Apoyándose en el argumento pero a la vez trascendiéndolo, la película narra un viaje
    pesadillesco y exasperante, el de tres pobres tipos que se creen dueños de la viveza
    criolla que les va a permitir conseguir todo lo que quieren (empezando por la inasible
    Wanda). Pero todo les sale mal. Y ahí reside el atractivo de esta mordaz comedia: en
    plantar un sinfín de imprevisibles obstáculos que los protagonistas creen poder superar,
    como también en atrayentes propuestas de las que ellos creen poder sacar provecho. Pero
    cada episodio los frustra más. Narrar todo esto con un sentido del humor cargado de
    ironía y nihlismo, con una mirada socarrona y aguda, le da a 76 89 03 ese espesor
    dramático que muchos no pudieron o no quisieron ver.
    Que esté impecablemente fotografiada en blanco y negro no es un valor per se,
    obviamente, pero, en este caso puntual, aleja a la historia del registro realista,
    mientras que el diálogo coloquial e hiperrealista es tan atrapante como oportuno: aquí
    hay una preocupación por "el hablar", por el modo de armar el discurso que
    pocas películas argentinas suelen tomar en cuenta. Del contrapunto entre la puesta
    estilizada y los diálogos realistas surge una tensión estética que enriquece la ya muy
    elaborada puesta en escena. La inclusión de los personajes Simón Movicom (Fernando Cia)
    y El rey de la noche (Claudio Rissi) es un hallazgo: su cinismo y sus miserias dan pie
    para algunas de las escenas más divertidas de esta película irreverente, desenfadada y
    provocativa. Tan inusual como necesaria para el cine nacional.