Que las ideas originales
escasean en la industria cinematográfica estadounidense no es ninguna
novedad. Pero en los últimos tiempos la cantidad de secuelas, remakes,
adaptaciones de videojuegos y series de TV ya roza lo ridículo. Razones de
mercado y el imperativo –inasible si los hay– de “inversiones seguras” hacen
que estos productos se multipliquen como ratas. Ahora le toca a “Starsky &
Hutch”, la serie policial emitida por la televisión estadounidense entre
1975 y 1979, transformada en una comedia de acción ligera y colorida para el
lucimiento de Ben Stiller y Owen Wilson (es su sexto film juntos), dos
policías ineptos que intentan detener la venta de una nueve especie de
cocaína indetectable para los controles habituales.
Resulta curioso que, pese a
estar basada en la menos conocida de las teleseries últimamente llevadas al
cine (Misión: imposible, Los ángeles de Charlie, SWAT),
es la que más respeta la iconografía original. Así, el aspecto físico y la
vestimenta de los personajes, el Torino rojo y blanco que maneja Starsky, el
informante negro Huggy Bear (Snoop Dogg), y hasta la ambientación setentista
reaparecen en esta versión. Aunque el tono tiene mucho más que ver con la
comedia de situaciones que con el policial callejero.
Ciertos
efectismos propios de la época (de aquella época), como los repentinos
zooms sobre los personajes o lugares, y algunas referencias paródicas a
films de otrora (Easy Rider, Fiebre de sábado por la noche)
invitan a la simpatía. Pero el director Todd Phillips no ha conseguido
colar un solo rasgo rasgo personal, ni en la planificación ni en el uso
de las canciones (entre las que desfilan temas de The Band, Eric Clapton Y
Aerosmith).
Toda la
historia es una mera excusa para que el dúo protagónico demuestre su mentada
habilidad para la comedia. Pero ver a Stiller y Wilson juntos acá
casi equivale a desear que dejen de perder el tiempo y se pongan a las
órdenes Wes Anderson, acaso la única esperanza del cine americano en el
terreno de la comedia.
Starsky
& Hutch versión 2004…
o una prueba más del estado de las cosas en Hollywood, donde el rejunte
de amiguetes para repetir esquemas sigue siendo moneda corriente.
Juan Alsinet
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