Violent Cop es el primer film de Takeshi Kitano Beat para los
amigos, acaso el director japonés más interesante de los últimos veinte años (y
eso que empezó a filmar hace 10). Takeshi es un tipo singular. Estrella de la
televisión, pintor, actor, guionista, montajista y director, está más personal e
indisolublemente ligado a sus películas que cualquier otro realizador contemporáneo. Es
casi imposible, por ejemplo, concebir un thriller como Violent Cop que no
estuviera protagonizado por Beat, quien hace al mismo personaje con distinto
nombre (y en distintos momentos) en cada una de sus películas.En el centro del film hay un policía que es la máscara
perfecta del laconismo. Casi no habla. Apenas gesticula (¡qué bien le vino a esta criatura
el accidente de moto que, cinco años después, dejó al realizador y actor parcialmente
afásico!). Lo de Azuma, que así se llama el detective en esta ocasión, es actuar.
Poco se sabe de sus motivos, de su historia, de su personalidad, más allá de lo que
pueda deducirse de sus actos. Pero es bastante generoso en actos: protege a su hermana,
una joven muy hermosa con problemas mentales, como si fuera su hija. Es más: se comporta
como un padre puritano y moralista. En el otro extremo, no tiene miramientos a la hora de
ejercer la violencia del título esencialmente contra los narcos mediante
puñaladas, trompis, patadas o disparos de 9 mm. Y no le teme a nada. Lo verdaderamente
singular es el aplomo, la naturalidad y hasta la sensualidad con la que este policía
ejerce y soporta la violencia, apuntalando la credibilidad del rol. A la postre, Kitano se
impone como una imagen abstracta: es un emblema de la Dignidad. Que sea un detective es lo
de menos, aunque los de Kitano son thrillers, y la violencia les es consustancial. Si
Azuma hubiera sido un cura, sus consecuencias no habrían pasado de una que otra
excomunión. ¿Puede esto compararse con 200 tiros?
El protagonista de Violent Cop está
rodeado de sujetos relativamente tontos y esa es otra de las cosas que invitan a
identificarse con él. No es un recurso de los más genuinos. Y en todo caso ha sido superado
en los siguientes films de Beat: Sonatine el mejor hasta la fecha lo
utiliza muy humorísticamente, y Flores de fuego lo atenúa muchísimo.
Dicho está, el personaje de Kitano es una máscara
imponente, pero no sólo del laconismo. Tiene mirada de samurai y silencios de kamikaze.
Convicciones por las que está dispuesto a matar y morir, que no sólo constituyen otro
rasgo del exceso ese signo de su cine sino un bien raro y escaso en estos
tiempos. Es extraño encontrarse con un film como éste a diez años de su estreno. Violent
Cop es un boceto del Takeshi ulterior. Un film interesante, aunque opacado,
precisamente, por ese otro Takeshi, que llegó a ser mucho más poeta y loco (no
así menos violento) que el de 1989.
Guillermo Ravaschino
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