SECCION
NOCTURNA
Election (Hong Kong,
2005. Dirigida por Johnny To). Luego de films como Fulltime Killer y
Breaking News, Johnny To sigue demostrando que es un cineasta
capaz de alcanzar una altísima excelencia técnica. Esta vez, aborda el
género de yakuzas, contando las guerras que se desatan a partir de la
elección del jefe de las tríadas, en un complejo juego de poder. Demasiado
complejo, ya que unas cuantas escenas no se entienden para nada con tantos
personajes para seguir. Además, falta energía en la concepción integral del
relato, y todo se estira demasiado. Se extraña la acción pura, sin
compromiso, sin explicación, y los diálogos intrascendentes pero muy
divertidos de films anteriores de este director. Rodrigo Seijas
Loft
(Japón, 2005. Dirigida por
Kiyoshi Kurosawa). KK sabe del poder sugestivo del cine y lo aplica cuándo y
cómo quiere. Además, se vale del humor para desmitificar(se) y no hacer una
obra maestra por año. Porque está claro que este tipo podría filmar un
Kairo tras otro, y ello no es poco decir, pero prefiere divertirse y
divertirnos con esta leyenda de una momia que termina por perder la cabeza,
y que espantó a más de uno de la sala. Los primeros minutos apuntan a
reeditar la mencionada obra maestra cuasi existencial, aunque las imágenes
de una escritora que comienza a vomitar barro mientras se muda a una casa un
tanto tenebrosa nos hacen pensar que estamos ante una película de género.
Pero lo de Kiyoshi consiste en distorsionar las convenciones del género
tanto como la veleidad autoral. El resultado es un vaivén entre el miedo y
el humor que frecuenta la ironía, pero nunca el cinismo. Marcos Vieytes
Masters Of Horror: Cigarrette Burns (Estados Unidos, 2005. Dirigida por
John Carpenter). Carpenter sigue demostrando que es un grande. Todo comienza
con un tipo al que le encargan encontrar un misterioso film, cuya única
proyección conocida en la historia provocó una locura desatada y una matanza
indiscriminada entre los espectadores. Y que por supuesto esconde un par de
horrorosos secretos. Cualquier similitud con En la boca del miedo no
es pura coincidencia. Carpenter genera los mismos climas que en aquella obra
maestra, inquietando en gran escala. El final, desde el principio, no se
adivina feliz. Tengan en cuenta que la legendaria película a encontrar se
llama El fin absoluto del mundo... Rodrigo Seijas
Masters Of Horror: Homecoming (Estados
Unidos, 2005. Dirigida por Joe Dante). Corre el año 2008. Los republicanos
van por cuatro años más. Y todo indica que van a ganar. Pero, de repente,
los soldados muertos en Irak vuelven a la vida. Y lo peor es que quieren
votar, y no precisamente por los republicanos. A partir de este absurdo
punto de partida, Joe Dante construye un film divertidísimo, con unas
cuantas reflexiones inteligentes, cargadas de mordacidad. Cierto que la
trama es despareja, que hay momentos supuestamente dramáticos que quedan
descolocados en medio de un clima ácido y crítico hacia las instituciones.
Pero a partir de su tono despiadado, capaz de cuestionar una guerra sin
sentido en un país cada vez más represivo, Dante concreta algo que puede
sonar paradójico: un film auténticamente patriótico. Rodrigo
Seijas
Rabbit Pix
(Estados
Unidos, 2005. Dirigida por James Herbert). Como todas las películas sobre
sexo que he visto en el presente Bafici, esta encuentra su techo en la
“audacia” de los desnudos que exhibe. Bellos cuerpos femeninos y masculinos
en sesiones de fotos, relaciones sexuales y charlas en una impresionante
villa italiana o frente a un monumental paisaje campestre. Permite el
ejercicio reflexivo sobre pintura-fotografía-cine en su exposición y puesta
en escena de la figura humana. El uso de la banda sonora aporta al tinte
renacentista que se plasma en la pantalla y a la vez se conforma con
sostener viejos lugares comunes (como si la música clásica o sus remedos
revistieran los desnudos con una pátina de alta cultura). Interesante.
Javier Luzi
Takeshis’ (Japón, 2005. Dirigida por
Takeshi Kitano). No se sabe qué le pasó a Kitano; si se perdió o algo así.
Algunos de estos problemas ya se evidenciaban en Zatoichi y
Brother, que a pesar de ser muy disfrutables, se asemejaban a mesetas en
su filmografía. Pero esto ya es un franco descenso, en el que el director se
propone hablar de sí mismo y su obra, de su papel en el cine, desdoblándose
en dos personajes... para terminar cayendo en sus propias trampas
(autorreferenciales, entre muchas otras). Un film fallido, que ojalá obligue
a Kitano a repensar verdaderamente su filmografía, a volver de otro modo a
las fuentes, en vez de repetirse. Rodrigo Seijas
SECCION
CINE DEL
FUTURO
Lucy
(Alemania, 2006.
Dirigida por Henner Winckler) ¿Qué pasa con estas mujeres jóvenes
protagonistas de películas (La mujer de Gilles, Molly’s Way)
de festivales? Van por la vida como buscando sufrir inexplicablemente. Maggy
es muy joven, vive con su madre y mantiene la relación adolescente típica de
su edad, pero no es igual que sus contemporáneas: tiene una hija, Lucy.
Fuera del sistema educativo, sin nada qué hacer de su vida más que atender a
su pequeña (y hasta por ahí nomás, porque siempre tiene a mano alguna
ayuda), Maggy conoce a un chico que puede ser el amor que busca... la
pregunta es si ella sabe qué busca. El signo de los tiempos desembarca en
esta película que intenta dar cuenta de la desidia, el desinterés, la bronca
y el desánimo de una generación que carga con un mundo que no edificó -mas
tampoco hace nada por cambiar-. Pero además de sumar una duda genérica
típica sobre la cuestión femenina (qué quieren, qué les pasa, por qué se
manejan como lo hacen?) para un espectador masculino, el guión no consigue
evitar que su personaje que padece se nos torne insoportable. Y aunque sin
querer, todo acabará derivando en una reflexión sobre la necesidad... de
anticonceptivos. Javier Luzi
Puto
(Argentina, 2006.
Dirigida por Pablo Oliverio). Casi cuatro cuadros. Una pareja homosexual
teniendo sexo en un baño público y una posterior caminata por Buenos Aires.
Luego, haciendo el amor en un telo. La ausencia del babyface y
los celos y la desesperación del otro por encontrarlo. Por último, la
aparición de “lo prohibido” y lo que pudo ser una caída. Asombrosamente, las
escenas de sexo no recurren ni al fuera de campo ni a los cuidados pacatos
en torno de “lo mostrable”, y la declaración de amor culminatoria es una
idea sumamente plausible. Bien se sabe que ciertos conceptos encarnados en
lo que está por fuera de “la norma” aún conservan su potencia revulsiva (me
refiero al amor homo). El problema de este film se encuentra en el límite
que transgrede; lo que a la par de virtud se convierte en defecto. Lo
explícito de sus imágenes lo posiciona en un lugar de vanguardia nacional
para una película no condicionada, pero ese toque de sinceridad no va
más allá de la mostración de la genitalidad masculina, algo que puede herir
la superficie de la piel de algún espectador sensible inadvertido (o muchos)
–aunque con semejante título...–, pero no elabora reflexiones ni alimenta su
elaboración posterior. Y a su manera, incluso, convalida estereotipos
(abundan diálogos, poses, modos, elecciones, gustos en esta línea). Cuando
el plano secuencia o algún remedo de éste, que busca dar cuenta del tiempo
real, aparece, también asoman los mayores logros del film... que vuelven a
diluirse en las escenas más dramatizadas (que procuran generar
tensión o un atisbo de historia). Javier Luzi
The Death Of Mr. Lazarescu
(Rumania, 2005. Dirigida por Cristi Puiu). El
señor Lazarescu se siente enfermo. Vomita, sufre dolores en el estómago y en
la cabeza. Pide ayuda a los vecinos, llama a una ambulancia. Y comienza un
asfixiante periplo por todo el sistema médico, donde se asiste a
humillaciones, juegos de poder, gestos de solidaridad y una progresiva
degradación del cuerpo del protagonista. Todo esto, milagrosamente, sin
recurrir a ningún golpe bajo, en una notable muestra de respeto por el
espectador. Hay un interesantísimo hincapié en los vínculos entre los
individuos en ámbitos conflictivos, además de una estructura narrativa
progresiva que crea una gran tensión a través del paso del tiempo y permite
una llamativa evolución de los personajes, que suelen cambiar de actitudes
sin que ello resulte arbitrario. Este film rumano venía precedido de muy
buenos comentarios, y confirmó todas las expectativas a partir de una
premisa mínima. Una lección de cine. Y para mí, el mejor film de este
festival. Rodrigo Seijas
Transamerica
(Estados
Unidos, 2004. Dirigida por Duncan Tucker). Una película con el mejor
espíritu indie, que vuelve a desnudar la falsedad de las admiradas
familias yanquis con un humor impiadoso e inmisericorde. Hombre transexual
con hijo taxiboy y drogadicto, madre conservadora... y padre judío. Cuando
Bree/Stanley descubra, a días de la operación que unirá su cuerpo con su
identidad sexual, que tiene un hijo y su analista lo incite a resolver todos
sus asuntos pendientes antes que nada, la road movie se lanzará a la
ruta. La risa no se anula ante la tragedia que compone la otra cara de la
vida y bien se sabe cuán poderoso –y necesario–
resulta su efecto, que acá aparece sin atemperarse y permite esquivar la
lágrima fácil, las emociones prefabricadas o el siempre a mano melodrama de
cartón.
Así, entre medias
verdades, secretos compartidos, huidas y pasados no resueltos, la vida asoma
entre los intersticios, y ciertos lazos familiares genuinos parecen sugerir
la idea de la elección sobre la de la consanguinidad. La disfuncionalidad,
la diferencia, no se juegan como norma, o como anti, sino que se
presentan, lisa y llanamente. Monumental trabajo protagónico de Felicity
Huffman. Javier Luzi
Voici Venu Le Temps
(Francia, 2005. Dirigida por Alain Guiraudie). Una película que combina
una de aventuras con un drama de amor homosexual. En un tiempo no
demarcado los guerreros, los pastores y los terratenientes entran en disputa
por sus intereses. La época es como medieval, con mucho de
retrofuturista (los anacronismos están a la orden del día). Cuando se vuelca
al humor, la trama se aliviana y todo fluye, pero en otras ocasiones vence
la seriedad, o es la solemnidad la que toma las riendas del asunto y, entre
las extravagancias y complicaciones del guión, el extraño y exagerado mundo
construido, las elipsis y saltos temporales fruto de un montaje bastante
aleatorio, se pierde la fuerza que la idea original dejaba traslucir.
Demasiados temas que abren múltiples caminos que se bifurcan y acumulan sin
resolverse, o sin siquiera conseguir el mínimo desarrollo que sus
complejidades reclamaban. Javier Luzi
SECCION METODOS
The Aristocrats
(Estados Unidos, 2004. Dirigida por
Paul Provenza). Un chiste escatológico, políticamente incorrecto y
groserísimo. De eso, y sólo de eso, se trata este documental, en el que
prestan testimonio un montón de comediantes de habla inglesa. Todos ellos
cuentan ese chiste, y lo analizan puntillosamente en sus implicancias
estéticas, formales, estilísticas, sociológicas y políticas. Y el público no
para de reirse mientras lo hacen. Un documental educativo en el mejor
sentido del término. Rodrigo Seijas
The
Well (Suecia, 2004. Dirigida por
Kristian Petri). Orson Welles en España. Es decir, un mito dentro dentro de
otro mito. El director de este documental está fascinado con Orson, quien
también lo estaba con España, a la que consideraba su verdadero hogar. Como
en un juego de cajas chicas al infinito, un enigma encierra a otro. Como en
El ciudadano, cada entrevistado aporta una nueva explicación, un
nuevo punto de vista sobre Welles. Y la fascinación que provoca alguien tan
grande, pero al mismo tiempo tan humano como Welles, nunca se acaba.
Rodrigo Seijas
William Eggleston In The Real World
(Estados Unidos, 2004. Dirigida por
Michael Almereyda). Michael Almereyda sigue por todos lados al famoso
fotógrafo William Eggleston, tratando de encontrar una explicación para su
maestría. Pero el personaje-objeto del documental no quiere saber nada con
el asunto. Almereyda es consciente de esto, pero insiste. Crónica de una
lucha perdida, o a medias, en la que la respuesta no aparece clara. O sí,
porque se puede ir captando que no hay explicaciones fáciles para el talento
de un artista. Y aquí reside el verdadero aporte del film. Cuando Almereyda
lo descubre (un poco tarde quizá), su film crece. Rodrigo Seijas
SECCION
ESTADOS UNIDOS: UN RECORRIDO INDEPENDIENTE
Permanent Vacation
(Estados Unidos, 1980. Dirigida por Jim Jarmusch). El primer largometraje de
Jarmusch sigue a un joven errante, sin destino a la vista, que pasea por una
ciudad casi vacía en la que se encuentra con situaciones y personajes
bizarros. Se pueden disfrutar elementos, conceptos, formas de los mejores
films que el director realizó años más tarde. Igual, falta cierta cohesión
en la trama y varios componentes aparecen dispersos en la puesta en escena,
sin mayor orden ni justificación. Un film-ensayo que deja entrever, pero
dificulta encontrar, al gran cineasta del que estamos hablando. Rodrigo
Seijas
Vacationland
(Estados
Unidos, 2005. Dirigida por Todd Verow). En un comienzo Joe, el protagonista,
se nos presenta como un mitómano, amigo de un ladronzuelo de supermercado y
buscador de sexo en los baños públicos. Esas primeras escenas de roces,
temores y deseos prohibidos tomadas en planos cortos, con un silencio total
que apenas si deja oír algún aliento agitado, abre grandes expectativas...
que muy pronto serán defraudadas. Es que, abruptamente, un estilo
televisivo copa la realización, las actuaciones trasuntan apenas
belleza, los riesgos se cierran en besos, la música no acompaña y el guión
echa mano de las casualidades y de la suerte de los personajes. Bien se sabe
que pueblo chico, infierno grande. Y todos queriendo huir de su destino son
demasiados.
Empieza a no
distinguirse si lo que prima es una ingenuidad absoluta en los planteos o el
intento de una parodia de esas películas porno soft de las medianoches
televisivas del cable, pero inevitablemente el director se pierde en la suma
de tragedias (abuso de menores, intolerancia, discriminación) que se empeñan
en “profundizar” desesperadamente una trama imposible. La marginalia
pagará con su vida; los bellos saldrán airosos. Vivir una sexualidad
distinta es otra cosa, y dar cuenta de ello en un film sospecho que también.
Javier Luzi
SECCION RESCATES
I’m King Kong:
The Exploits Of Merian C. Cooper
(Estados Unidos, 2005. Dirigida por Kevin Brownlow y Christopher Bird).
Simpatiquísimo documental sobre un simpatiquísimo personaje. Innovador
cineasta, director de King Kong, productor de John Ford, aventurero
empedernido, gran aviador y estratega, combatiente en las dos guerras
mundiales, Merian C. Cooper era de esos tipos que a uno no podrían caerle
mal. Por más que fuera un acérrimo anticomunista y bastante pedante. Quizá
porque era una persona coherente con sus principios, sin ambigüedades. O
quizá porque, como él mismo decía, era como King Kong. Y todos queremos a
ese gigantón. Rodrigo Seijas
Juramento de venganza: versión extendida
(Estados Unidos, 1965. Dirigida por Sam
Peckinpah). Un pequeño clásico de Peckinpah, con un elenco memorable
integrado por Ben Jonson, James Coburn y Richard Harris, entre otros, y
donde hasta Charlton Heston está bien. Mutilado durante su estreno original,
restaurado con doce minutos adicionales en la presente versión extendida,
ofrece las abundantes dosis de sangre habituales en la filmografía del
director, además de un punto de vista crítico hacia las tensiones entre los
sureños y norteños durante la Guerra de Secesión, en contrapunto con el
papel de los mejicanos, destinados siempre a ser los sacrificados.
Rodrigo Seijas
SECCION
EN PRIMERA PERSONA
Erotic Chaos Boy
(Corea
del Sur, 2005. Dirigida por Choi Jin-sung). Un tratado sobre el amor. Un
joven coreano director de cine se enamora de una chica japonesa. El idioma
es una barrera infranqueable. Su familia se opone a semejante unión, aunque
por otro lado lo impulsan a casarse ya. Una película filmada en
digital que mezcla a Barthes con el cine (Amelie, Eterno
resplandor de una mente sin recuerdos), la música (Queen, las canciones
pop, el karaoke) y Frankenstein, sin olvidar a unos teletubbies
besándose en una hamaca de plaza. Testimonios de amigos que procuran definir
qué es el amor mientras aman o creen amar. Ilusión, lágrimas, sueños
inalcanzables. Graciosa, profunda sin solemnidades (las escenas con el
protagonista disfrazado de monstruo son de una ternura infinita),
anunciándose repetitivamente como una ficción, con reminiscencias
godardianas (la filmación de la historia vivida tiene su estilo:
autorreflexión, citas, carteles con palabras o explicaciones) y un aire
moderno en el que forma y contenido se dan la mano. Hay dos tipos de amor:
el difícil y el... jodidamente difícil, ¿a vos cuál te tocó? Eso pregunta el
film, en un ida y vuelta que permite pensar(nos). Javier Luzi
SECCION MALDITOS LATINOS
Recodo de purgatorio
(México, 1975.
Dirigida por José Estrada). Un hombre va a suicidarse en la habitación de un
hotel. Telefonea a varias personas, mientras en una fonola suena “La vie en
rose” cantada por Marlene Dietrich. No encuentra a nadie o al menos a
ninguno de los que busca. Entonces un desfile de personajes que tuvieron que
ver con su vida hasta entonces comienza a aparecérsele. El Padre Rector, su
madre, su padre, un maestro, un militar, su novia. Entre voces en off que
reprochan y se alternan y se imbrican relatando el pasado, y viejas fotos
musicalizadas con canciones típicas mexicanas llenas de verdades crueles y
casi kitsch, los intercambios con cada uno de estos personajes
incluyen imágenes de sexo explícito que (a pesar de las evidentes prótesis
usadas) incomodan y consiguen relacionar revulsivamente y recuperar el
sentido fuertemente político que cada acto conlleva. Actos que, entre risas
y tragedias, socavan una a una las instituciones (familia, Estado, ley
paterna, iglesia, escuela) que aún hoy en México –de donde procede el film–
son tan fuertes. Pero no sólo allí. Una película antigua (es de 1975)
bastante moderna en
su concepción. Javier Luzi
SECCION PARAISOS PERDIDOS
Zero Degrees Of Separation
(Canadá, 2005.
Dirigida por Elle Flanders). El año anterior Bafici presentó una gran
cantidad de películas, entre ficción y documental, sobre la vida en Israel y
los territorios ocupados. Este documental retoma el tema desde la mirada de
una directora que regresa al país que sus abuelos supieron ayudar a
convertir en Estado y le da voz y presencia a dos parejas. Con
características distintivas: una es de homosexuales y la otra de lesbianas,
y ambas están constituidas por un miembro israelí y uno palestino.
Deportaciones, maltratos, exilios internos, discriminación, silencios se
cruzan en tomas de reportajes al estilo clásico (entrevistado frente a
cámara) o tomas directas de acciones cotidianas (marchas, cruces de
“frontera”). Reflexiones profundas sobre la realidad coyuntural que, como
dice una de las protagonistas, “ante la imposibilidad de la gente de
conectar los hechos”, permite realizar tal conexión a través de la imagen de
un pueblo-víctima oficiando de feroz victimario. El hoy se mezcla con las
impresiones de un pasado reciente tomadas por la cámara hogareña de la
familia de la cineasta que logran mostrar, precisamente, las conexiones
reales. Javier Luzi
SECCION REINO UNIDO
The Living And The Dead
(Inglaterra, 2005.
Dirigida por Simon Rumley). Mezcla de terror psicológico y drama familiar,
esta película aprovecha un guión preciso para narrar una tragedia anunciada
en una familia inglesa de antigua alcurnia, ahora venida a menos. En un
imponente castillo casi vacío, típico escenario para una noche de espanto y
muerte, un matrimonio mayor, conformado por un caballero duro y conservador
y una dama postrada en la cama, y su hijo adulto con evidentes problemas de
locura vivirán un fin de semana que acabará en muerte y culpa.
El director recurre
a imágenes movidas y aceleradas para dar cuenta de la imagen mental de
James, de su paranoia y de sus tan nobles como siempre fallidas intenciones
de ayudar a sus seres queridos. Ciertos toques surrealistas matizan, sin
llegar a desentonar, el realismo dominante. Cuando los tiempos comienzan a
confluir y el mismo plano puede empezar en el pasado y acabar en el presente
o viceversa, las confusiones o complejidades, paradójicamente, se anulan
porque la estética utilizada construye sentido y destruye ambigüedad.
Un film que pese a todo atemoriza con los miedos ancestrales y comunes de la
vejez, la incapacidad que esta acarrea, la enfermedad y la locura. Javier
Luzi
SECCION REVOLUCIONES
El perro negro:
historias de la Guerra Civil Española
(Holanda, 2005. Dirigida por
Peter Forgács). Es, como reza la segunda línea de su título, una de las
tantas historias privadas que derivan de la guerra desatada en 1936. Lo
particular de ésta es que buena parte de las imágenes que la componen fueron
filmadas por la víctima e incluyen entre ellas alguno que otro plano de
quien luego sería el asesino del aficionado cineasta. Porque esta historia
es la de la muerte del hijo de un poderoso empresario de la época a manos de
un empleado anarquista de su padre, que lo ajustició en nombre de sus
convicciones. El problema es que la edición de unas imágenes tan poderosas
resulta menos sugestiva que el hecho en sí, limitándose a ilustrar la época
con una inexpresiva voz en off y un sentido más bien convencional de lo
visual que incluye las referencias a Lorca de rigor y otros lugares comunes
que quitan más de lo que suman. Marcos Vieytes
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