HOMEPAGE
ESTRENOS
VIDEOS
ARCHIVO
MOVIOLA
FORO
CARTELERA
PRENSA
ACERCA...
LINKS















CORAZON DE HEROES
(White Squall)

Estados Unidos, 1996


Dirigida por
Ridley Scott, con Jeff Bridges, Caroline Goodall, John Savage, Scott Wolf, Jeremy Sisto.



La historia de Corazón de héroes transcurre en 1960 y ha sido tomada de la vida real. Si a ningún estudio se le ocurrió adaptarla antes debe ser porque su "nivel de conflicto" está algo por debajo del que requiere el cine de Mainstream. No hay un solo tiro, por ejemplo. Christopher Skippy Sheldon (Jeff Bridges) es el capitán del "Albatross", un barco-escuela que forja a sus pupilos en la dura práctica de la mocedad en base a ejercicios de marinería, clases de matemáticas y literatura inglesa. El profesor de literatura (John Savage), un hombre que madruga a las seis para despertar a los otros con citas de Shakespeare alegremente vociferadas, es el primer indicio de que La sociedad de los poetas muertos anda dando vueltas por aquí. Claro que el alter ego de Robin Williams no será él, sino el personaje de Jeff Bridges.

En su conjunto, los alumnos del "Albatross" son tan protagonistas como Skippy, y configuran un abanico que no deja a nadie afuera: desde el "valiente-pero-agresivo" que se civiliza al promediar el segundo acto, hasta el "tímido-que-tomará-coraje" poco antes del tercero, pasando por el hijo de familia bien que conocerá los rigores de la vida en comunidad y todas las variantes intermedias. Chuck (Scott Wolf) va surgiendo como un líder natural entre todos ellos, y alguien lo define como el engrudo (glue) que consigue que los demás se mantengan unidos. El realizador inglés Ridley Scott, de cuyas grandes obras (Alien, Blade Runner, Thelma y Louise) reberveran aquí tenues ecos épicos, también utiliza a Chuck —y especialmente a su diario de viaje— para darle cohesión al relato, que está estructurado como una serie de secuencias-odas: al coraje físico, al respeto al mar, a la ecología (un pupilo es duramente castigado después de matar a un delfin), al anticastrismo de trazo grueso (el tramo en que los guardamarinas cubanos humillan a los adolescentes parece inspirado en las parodias de Jim Abrahams) y, por qué no, a la publicidad subliminal, con imponentes crespúsculos rojos detrás de Chuck, que brinda una y otra vez con sus compañeros... chocando botellitas de Coca-Cola.

Ridley Scott es un cineasta eximio, lo que le alcanza para darle brillo a las secuencias dominadas por las imágenes. Filmadas como lo están, izar una vela, zambullirse desde lo alto del palo mayor o mantenerse firme en cubierta en medio de la tempestad son acciones que transfieren su carga de dignidad al relato. Pero cuando las palabras ocupan el centro, ya sea para ungir a Skippy como héroe paternal mediante una andanada de aforismos (sólo salen de su boca "frases importantes"), ya para explicitar la trama mediante las reflexiones en off de Chuck, los clisés del melodrama se ciernen sobre el relato como la más fiera tempestad. Y cuando ya todo parecía cocinado, arrecian los fieros vientos de un larguísimo y artificioso "tercer tiempo", que evoca malamente unas cuantas alternativas de la legendaria Motín del Caine.

Guillermo Ravaschino      

ARTICULOS RELACIONADOS:
   >Crítica de Red de mentiras
   >Crítica de Un buen año
   >Crítica de Los tramposos
   >Crítica de Hannibal
   >Crítica de La caída del halcón negro
   >Crítica de Gladiador
   >Crítica de Hasta el límite


Enviá tu crítica al Foro